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[Tengo la certidumbre de que Eugenio María de Hostos,
Ramón Emeterio Betances
y Pedro Albizu Campos,
por mencionar sólo algunos notables,
hubieran preferido morir como Filiberto Ojeda Ríos,
que es decir como José Martí,
"de cara al sol",
ya fuera en la manigua cubana
o fuera en Lares o Hormigueros,
atravesado por las balas de los enemigos de la libertad de los pueblos.
Filiberto, pues, murió por ellos.]
Filiberto, pues, murió por ellos.]
ARPA DE SANGRE
Réquiem por Filiberto Ojeda Ríos
Dispararon una lluvia de estrellas
por los muros de la patria
las ventanas del alma
y las puertas del silencio
construyendo sin quererlo
en las paredes puertas y ventanas
una noche estrellada de disparos
como una lluvia de cucubanos
Las paredes sangraron
Toda la noche sangraron rosas
por la puerta muda como un luto
Bajaron el escalón y corrieron por la calle
justo como dijo el Gabo
Son las cuerdas de un arpa de sangre
que canta a la libertad.
Marcos
Reyes
Dávila
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