sábado, 6 de febrero de 2010

El EXTRAÑO LIRISMO de MARCOS REYES DÁVILA


El EXTRAÑO LIRISMO 
    de MARCOS REYES DÁVILA*
                                              (*Texto publicado en 1983.)

Por Josefina Rivera de Álvarez 

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Josefina Rivera de Álvarez. “Marcos F. Reyes Dávila”. En, Literatura Puertorriqueña: Su proceso en el tiempo. Madrid: Partenón, 1983, 868-869.
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Marcos F. Reyes Dávila (n. 1952) figura ya entre los autores líricos representados en el tomo antológico de poetas universitarios de Río Piedras que lleva por título Junte de poesía: 1972 (1972), que recopilan los profesores Margarita Vázquez, Isabelo Zenón y Jaime Vélez. Al siguiente año, además, aparecerán versos suyos en las revistas Ventana y Zona Carga y Descarga. Publicará Reyes posteriormente tres cuadernos de poemas: Pájaros de invierno (1978), con breve prólogo de F. Matos Paoli; Goyescas (1980), Estuario (1981). Se incluyen composiciones de su pluma en la antología Poesía joven en Puerto Rico (1981), que edita la revista Mairena.

Se manifiesta en general la poesía de Reyes Dávila como expresión lírica de acentos neorrománticos, vertida, sin embargo, en continentes de modernidad que le imprimen nuevas medidas de hondura, desenvolvimiento, vehemencia, desvarío. Es verso de tono menor y agilidad lírica, que se adentra –así en los dos poemarios primeros– por unas zonas de ensueño, sembradas de parajes marinos invernales y de gélidos y desvastados paisajes –acaso concebidos bajo el signo de Poe–, por donde transita el poeta, caminante errabundo obsesionado por el amor de una misteriosa entidad femenina hecha de sombras. A su paso van marcando los símbolos poéticos –arena, luna, piel, caracol, etc.– aspectos distintos de sus inquietudes íntimas y de sus estados de ánimo. La inspiración del autor, transubstanciada en facturas de novedoso decir personal y de extrañas dimensiones de lirismo, muestra haber derivado alientos nutricios –de temas, tonos, de expresión, a veces claramente evidenciados– de sus lecturas formativas de figuras varias en el ámbito poético puertorriqueño del pasado todavía cercano y del presente: Julia de Burgos, Ribera Chevremont, Matos Paoli, Margenat, De Diego. El manejo lingüístico va revelando, a través del curso cronológico que definen los sucesivos cuadernos del autor, progresivas capacidades de innovación creadora, así como de seguridad y firmeza expresivas, mostrando ya en Estuario particulares rasgos de invención imaginística de puntales más definidamente contemporáneos, sobre todo en el uso de un léxico de resonancias menos literarias y más cotidianas. En sus líneas formales, ajenas al empleo de patrones métricos y de rima y estrofas de la poesía tradicional –si bien persiste ocasionalmente la manifestación de la rima en asonante–, incorpora Reyes la utilización de recursos como los sonidos aliterados, las repeticiones léxicas, los juegos de palabras, inversiones de términos, antítesis, paradojas, etc*.


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* Ver F. Matos Paoli, Carta-Prólogo a Pájaros de invierno, Río Piedras, 1978, pp.2-3; J. Martínez Capó, “Libros de Puerto Rico. Marcos Reyes Dávila, Pájaros de Invierno...”, El Mundo, San Juan, 8 de julio de 1979, p. 8-B.
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Nota: Para mí fue una sorpresa enorme hallar esta crítica temprana de la más importante historiadora de la literatura puertorriqueña y en un libro tan importante. Aunque había recibido ya críticas de Francisco Matos Paoli, Josemilio González, Francisco Manrique Cabrera, por ejemplo, la de Rivera de Álvarez fue pionera en impresos públicos.


El comentario crítico de Rivera de Álvarez presupone, quizás, que los libros se escribieron en el orden en que fueron publicados. No es así. Estuario es de principios y mediados de los 70, gran parte escrito en México entre el 1973 y 1975. Pájaros de invierno es posterior, y por último, Goyescas. Tras ellos, hay ya otros 30 años de poesía.

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