y en
Defensa del País
PUERTORRIQUEÑOS:
La normativa del presidente del Senado de expulsar la prensa del Senado va de
la mano con las determinaciones de atropello a la minoría que ponen en evidencia las inclinaciones dictatoriales y proclives al fascismo de Tomás Rivera.
En Fuego Cruzado el panelista popular exhortaba a los legisladores del PPD a retirarse de la asamblea legislativa como protesta y expresión de indignación ante la mordaza y el impedimento al voto a los que se ha visto sometida la minoría reiteradamente.
Creo que Néstor Duprey tiene razón. Pero el retiro no es suficiente, y acudir al tribunal federal y a los marines, como dice Ignacio Rivera, es una actitud colonial que impide el desarrollo social y político del pueblo puertorriqueño.
El problema en la legislatura no es un caso aislado. Aunque el gobernador no tenga valor para enfrentar este desastre político de Tomás Rivera y se esconda ante él detrás de una actitud pusilánime, lo cierto es que todo el gobierno exhibe, a todo color, una actitud de desprecio ante las organizaciones independientes del país, semejante a la mostrada ante el Colegio de Abogados, las uniones obreras, los empleados públicos pisoteados con franca saña, los tribunales menoscabados, la Universidad, etc, etc.
El país se nos muere de hambre, desempleo, desesperación, quiebra, desilusión, droga, criminalidad, violencia doméstica, despojo de la riqueza pública y los recursos naturales, falsedad, soberbia, empobrecimiento, desquiciamiento, y mejor no completo la lista de fracturas.
Para enfrentar la presente situación haría falta una huelga general. En vista de que las uniones que quedan están tan temerosas ante el gobierno como Fortuño ante Rivera, propongo realizar una marcha. Pero no una cualquiera u otra más.
Si apelamos al país a que defienda la democracia en Puerto Rico, amenazada por un presidente del Senado dictatorial y un gobernador pusilánime, iniciando una marcha desde San Juan hacia Mayagüez, luego a Ponce, a Caguas, para regresar a San Juan, estoy seguro de que se recogerá detrás a todo un pueblo, una marea incontenible y temible que hará temblar al gobierno y proyectará al país por los cielos.
Cosas como éstas hacen historia.
Puerto Rico, ahogado, a punto del suicidio colectivo, bien merece el esfuerzo.
Marcos
Reyes
Dávila
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