viernes, 8 de octubre de 2010

Vargas Llosa: Manual del Nóbel sueco perfecto



Mario Vargas Llosa:
 

Manual del Perfecto Nóbel sueco

En una sola ocasión escribí y publiqué algo sobre el ahora Premio Nóbel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa. Fue una reacción a un artículo suyo que hablaba sobre una cultura de elefante o un elefante de cultura, no lo recuerdo bien. Sí recuerdo la desagradable sensación de constatar cómo se había convertido el novelista en un portavoz del neoliberalismo, de esas derechas políticas que tratan a las izquierdas como estúpidos. Cito de la prensa boliviana en la internet, para refrescar la memoria:

"En marzo de 1996 fue editado el Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano, prologado y orientado por Mario Vargas Llosa (MVLL), y suscrito por Plinio Apuleyo, Alberto Montaner y su hijo Álvaro, en el que sostienen que “el mercado es la única justicia económica posible. Todo lo demás, como dicen los argentinos, es verso. Pura cháchara de la izquierda ignorante”. En abril de 2007, los mismos personajes difunden El regreso del idiota, frase dirigida al presidente de Venezuela. Denuncian, además, la presencia de una “izquierda carnívora” (Castro, Chávez y Evo Morales), de otra “vegetariana” (Lula y Bachelet) y de una intermedia (Correa, los Kirchner y Ortega).

"Mario Vargas Llosa califica al libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, de la “Biblia de los idiotas”, para luego mostrar los errores, contradicciones y falencias en los textos de Fidel, el “Che”, Fanon, Harnecker, Dorfam, Cardoso, Faleto y Gustavo Gutiérrez. ¿Por qué Vargas Llosa considera que el libro de Galeano es el más dañino de todos? Sencillamente, porque Las venas… no da prioridad a ninguna táctica antiimperialista, pero destaca que el desarrollo de nuestros países está bloqueado por la dominación imperialista. En consecuencia, es un llamado a enfrentar al capital financiero, sus transnacionales y sus organismos internacionales."


Tómese el dato entero: Carlos Alberto Montaner, un terrorista del exilio cubano. Eduardo Galeano, un apóstol uruguayo de la libertad y del pensamiento moral en nuestros tiempos. Mi desagrado con Vargas Llosa ha sido de tal naturaleza que me ha impedido seguirle los pasos. El derechazo que le rompió la nariz a Gabriel García Márquez motivado por celos no ayudó en nada a mejorar la imagen de un escritor de carácter endeble y profundidad llana. Rompí la dieta con La fiesta del Chivo. El tema de la dictadura de Trujillo fue demasiado tentadora. Confieso haber disfrutado enormemente la primera mitad del libro. Creo que la otra parte dejó mucho que desear.

Es clara la pasión de escribidor de Vargas Llosa. Su vehemencia con la palabra es loable. La obra abundante. Pero en mi opinión, hace falta más. No es Vargas Llosa un autor que tenga en su haber una joya imperecedera como Cien años de soledad. Quizás, incluso pueda decirse que el libro más notable de Vargas Llosa fue el que dedicó a analizar la obra de Gabriel García Márquez, la Historia de un deicidio. En ese sentido el vínculo y la deuda con el colombiano podrían ser indisociables, un lastre eterno para el peruano amante de la libre empresa que juega para los imperios.


La otorgación el año pasado, sin otro fundamento que la esperanza, del Premio Nóbel de la Paz al recién electo presidente norteamericano Barack Obama, el mismo de la guerra de Afganistán, el mismo que amenaza a Irán, el mismo que ejecutó un golpe de estado en Honduras y ha intentado otros, dijo mucho sobre el giro a la derecha de las academias suecas.
Marcos 
Reyes 
Dávila    

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