Gobierno vs. Pueblo
legalidad vs. derecho
La noticia de esta mañana dice que la policía ocupó anoche los recintos universitarios de Humacao y Cayey. Conocemos a la rectora Hernández de Humacao, y dudamos mucho que ella creyera necesario y hubiera ordenado, motu proprio, esa acción. La rectora, educadora con larga experiencia, sabe muy bien que sus estudiantes no le harán daño alguno al recinto y que la presencia policiaca no solo es inútil, sino contraproducente.
Pero los recintos no están gobernados por los rectores. La autoridad de los rectores, del Presidente mismo de la UPR, de la misma Junta de Síndicos, ha sido usurpada por el SuperIntendente de la Policía que sigue órdenes del gobernador Fortuño. Con esa medida de fuerza política, dictatorial y fascista, se ha violado la Autonomía universitaria en la Universidad de Puerto Rico.
El gobernador Fortuño parece no poder percatarse de que en la Universidad enfrenta un reto inusual, pues es muy reducida la posibilidad que tiene de manipular y engañar a una comunidad informada e instruida, armada con las destrezas del pensamiento, la investigación, el hábito crítico. Al carecer de la posibilidad del engaño y del manipuleo, se ve obligado el gobernador a usar la fuerza. Pero el uso la fuerza contra miles de ciudadanos desenmascara la bestia de la dictadura y la desautoriza. La rectora de Río Piedras, como nueva zarina sangrienta, es incapaz de reunir y de enfrentar al Senado Académico del recinto que la ha impugnado y ha reclamado su renuncia por crasa incompetencia. No es tan fácil aplicarle a estudiantes inteligentes la receta para vasallos de Fortuño que articuló su subalterno con aquello de “such is life”.
Fortuño insiste en asumir que el gobierno es la legalidad y la protesta es la ilegalidad. Por eso acaban de regresar las desacreditadas e ilegales suspensiones sumarias de estudiantes.
Olvida Fortuño que la Universidad se gobierna con criterios educativos, y no con los políticos, y nunca desde los cuarteles de la policía.
Olvida Fortuño que la fuente de la legalidad en toda república, es decir, en todo sistema que se pretenda democrático, es el pueblo. El pueblo es la fuente de poder que elige a sus funcionarios. El pueblo es el último tribunal o árbitro de cualquier controversia.
Olvida que las protestas son un instrumento de participación democrática reconocido en la Constitución del ELA, en la Constitución de Estados Unidos y en el Derecho Internacional.
Lo que no está reconocido en ningún sitio es el derecho a gobernar “a patadas”, ni al uso torrencial de la fuerza policiaca contra ciudadanos que simplemente ejercen sus derechos.
Los estudiantes, los profesores, todos los sectores de la comunidad universitaria intentan proteger la Universidad con inteligencia, cultura, creatividad y ética de aquellos los que la violan a diario en el campus universitario a plena vista y a pleno sol.
Daña irremediablemente, y destruye los cimientos universitarios la policía y las decisiones políticas no educativas. Esas violaciones son las que causan un incendio que se propaga impulsado por un imperativo ético fundamental, pues la injusticia que se comete sobre cualquiera y en cualquier sitio se comete contra todos. Lo que ocurre en el recinto de Río Piedras, o en cualquier otro recinto, le ocurre sencillamente a la Universidad, pues esta tiene ya plena conciencia de ser una sola Universidad.
Cita en la prensa de hoy Mari Mari Narváez lo que llama ella una “joya de opinión concurrente” del Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso Whitney v. California del año 1927, emitida por el Brandeis. Sostiene el juez esta verdad rotunda, como un templo:
«Aquéllos que ganaron nuestra independencia entendían que la libertad era el secreto de la felicidad; y la valentía, el secreto de la libertad»”.
El pueblo de Puerto Rico habrá de aprender un día esa lección.
legalidad vs. derecho
La noticia de esta mañana dice que la policía ocupó anoche los recintos universitarios de Humacao y Cayey. Conocemos a la rectora Hernández de Humacao, y dudamos mucho que ella creyera necesario y hubiera ordenado, motu proprio, esa acción. La rectora, educadora con larga experiencia, sabe muy bien que sus estudiantes no le harán daño alguno al recinto y que la presencia policiaca no solo es inútil, sino contraproducente.
Pero los recintos no están gobernados por los rectores. La autoridad de los rectores, del Presidente mismo de la UPR, de la misma Junta de Síndicos, ha sido usurpada por el SuperIntendente de la Policía que sigue órdenes del gobernador Fortuño. Con esa medida de fuerza política, dictatorial y fascista, se ha violado la Autonomía universitaria en la Universidad de Puerto Rico.
El gobernador Fortuño parece no poder percatarse de que en la Universidad enfrenta un reto inusual, pues es muy reducida la posibilidad que tiene de manipular y engañar a una comunidad informada e instruida, armada con las destrezas del pensamiento, la investigación, el hábito crítico. Al carecer de la posibilidad del engaño y del manipuleo, se ve obligado el gobernador a usar la fuerza. Pero el uso la fuerza contra miles de ciudadanos desenmascara la bestia de la dictadura y la desautoriza. La rectora de Río Piedras, como nueva zarina sangrienta, es incapaz de reunir y de enfrentar al Senado Académico del recinto que la ha impugnado y ha reclamado su renuncia por crasa incompetencia. No es tan fácil aplicarle a estudiantes inteligentes la receta para vasallos de Fortuño que articuló su subalterno con aquello de “such is life”.
Fortuño insiste en asumir que el gobierno es la legalidad y la protesta es la ilegalidad. Por eso acaban de regresar las desacreditadas e ilegales suspensiones sumarias de estudiantes.
Olvida Fortuño que la Universidad se gobierna con criterios educativos, y no con los políticos, y nunca desde los cuarteles de la policía.
Olvida Fortuño que la fuente de la legalidad en toda república, es decir, en todo sistema que se pretenda democrático, es el pueblo. El pueblo es la fuente de poder que elige a sus funcionarios. El pueblo es el último tribunal o árbitro de cualquier controversia.
Olvida que las protestas son un instrumento de participación democrática reconocido en la Constitución del ELA, en la Constitución de Estados Unidos y en el Derecho Internacional.
Lo que no está reconocido en ningún sitio es el derecho a gobernar “a patadas”, ni al uso torrencial de la fuerza policiaca contra ciudadanos que simplemente ejercen sus derechos.
Los estudiantes, los profesores, todos los sectores de la comunidad universitaria intentan proteger la Universidad con inteligencia, cultura, creatividad y ética de aquellos los que la violan a diario en el campus universitario a plena vista y a pleno sol.
Daña irremediablemente, y destruye los cimientos universitarios la policía y las decisiones políticas no educativas. Esas violaciones son las que causan un incendio que se propaga impulsado por un imperativo ético fundamental, pues la injusticia que se comete sobre cualquiera y en cualquier sitio se comete contra todos. Lo que ocurre en el recinto de Río Piedras, o en cualquier otro recinto, le ocurre sencillamente a la Universidad, pues esta tiene ya plena conciencia de ser una sola Universidad.
Cita en la prensa de hoy Mari Mari Narváez lo que llama ella una “joya de opinión concurrente” del Tribunal Supremo de Estados Unidos en el caso Whitney v. California del año 1927, emitida por el Brandeis. Sostiene el juez esta verdad rotunda, como un templo:
«Aquéllos que ganaron nuestra independencia entendían que la libertad era el secreto de la felicidad; y la valentía, el secreto de la libertad»”.
El pueblo de Puerto Rico habrá de aprender un día esa lección.
mrd
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En la Universidad de Puerto Rico
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