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UPR:
La libertad se gana
La libertad se gana
en cada arresto
“La libertad es un modo
“La libertad es un modo
absolutamente indispensable de vivir”.
Hostos
Anoche soñé otra vez con ellos, y gracias a ellos se formuló en mi mente, y de manera transparente, cómo la libertad florece y se desprende de los jóvenes esposados y la cárcel.
Observo las fotos de nuestros muchachos. Entrenzados de codos y sentados en el piso desafían el poder del estado. Armados solo de corazón y convicción, entrenan la voluntad tal como decía Eugenio María de Hostos. Saben que la libertad hay que vivirla, practicarla, demandarla ante quienes nos la usurpan a fuerza de decretos e imposiciones, a fuerza del desahucio de nuestros derechos y ultraje de la dignidad humana.
Nuestros jóvenes estudiantes defienden su derecho a estudiar en una universidad libre que practique la libertad de expresión, el diálogo inteligente e informado, la crítica y el choque amistoso de ideas.
Los veo enfrentar cara a cara el bloque de granito armado de la fuerza policiaca, de la policía a caballo, de las armas y los gases lacrimógenos, del gas pimienta, de las macanas y las balas de goma. Los veo sucumbir como gato boca arriba al grupo blindado que los reduce al piso, que los esposa con ligas de plástico y los arrasta hasta los vehículos que los llevaran al encierro a enfrentar acusaciones fraudulentas... Y pienso:
Nadie fue más libre en Sudáfrica que aquel Nelson Mandela encerrado 27 años en prisión. Nadie más libre en la India que aquel Mahatma Gandhi repetidamente arrinconado en celdas británicas. Nadie en la antigua Palestina que el Cristo atado ante Herodes o Pilatos, o entre los puertorriqueños, que aquel Albizu o aquella Lolita en las cárceles del imperio norteamericano. Se rompían cadenas, se enfrentaba la injusticia, se luchaba por la libertad, aún desde el calabozo del castillo del Morro de San Juan o de Cádiz donde yació, absolutamente libre y dueño de su nombre, el precursor de la libertad de Nuestra América, Francisco de Miranda.
No es el caso de Alejo Maldonado ni del asesino de Florida. Estos no luchaban por su libertad. Cometieron, simplemente, crímenes brutales contra la libertad y el derecho a la vida de otros.
Mas el Cristo judío, atado ante Pilatos y luego en su cruz, era entonces tan libre que las acciones que lo llevaron ante el gobernador romano fueron cantadas desde muchos años antes, profetizadas desde los tiempos de David.
No son libres los policías criminales que ultrajan a nuestros estudiantes. No son libres los pobres e ignorantes que desertan del voto mayoritario y democrático para pagar la cuota, romper la huelga y acudir como ovejas a tomar exámenes rodeados de los gritos que anuda la brutalidad policiaca. No hay libertad en el abuso ni en el crimen.
Miro otra vez las fotos y videos de nuestros muchachos, nuevas reencarnaciones de aquel David que enfrentó a Goliat . Dan cátedra de valor y de voluntad. Dan cátedra –atados, golpeados, ahogados por los gases– de vivir esa libertad heroica que escribe libros de historia, fórmula principios y constituciones, nos distancia de las vacas, y anticipa el futuro de la condición humana. En ellos está el génesis de la vida que brota, nuestro Poema del Cid rebelde, nuestra araucanía indomable, el relevo de Betances, Hostos y Albizu, la dignidad luminosa de la patria futura. ¡Alabanza!
Anoche soñé otra vez con ellos, y gracias a ellos se formuló en mi mente, y de manera transparente, cómo la libertad florece y se desprende de los jóvenes esposados y la cárcel.
Observo las fotos de nuestros muchachos. Entrenzados de codos y sentados en el piso desafían el poder del estado. Armados solo de corazón y convicción, entrenan la voluntad tal como decía Eugenio María de Hostos. Saben que la libertad hay que vivirla, practicarla, demandarla ante quienes nos la usurpan a fuerza de decretos e imposiciones, a fuerza del desahucio de nuestros derechos y ultraje de la dignidad humana.
Nuestros jóvenes estudiantes defienden su derecho a estudiar en una universidad libre que practique la libertad de expresión, el diálogo inteligente e informado, la crítica y el choque amistoso de ideas.
Los veo enfrentar cara a cara el bloque de granito armado de la fuerza policiaca, de la policía a caballo, de las armas y los gases lacrimógenos, del gas pimienta, de las macanas y las balas de goma. Los veo sucumbir como gato boca arriba al grupo blindado que los reduce al piso, que los esposa con ligas de plástico y los arrasta hasta los vehículos que los llevaran al encierro a enfrentar acusaciones fraudulentas... Y pienso:
Nadie fue más libre en Sudáfrica que aquel Nelson Mandela encerrado 27 años en prisión. Nadie más libre en la India que aquel Mahatma Gandhi repetidamente arrinconado en celdas británicas. Nadie en la antigua Palestina que el Cristo atado ante Herodes o Pilatos, o entre los puertorriqueños, que aquel Albizu o aquella Lolita en las cárceles del imperio norteamericano. Se rompían cadenas, se enfrentaba la injusticia, se luchaba por la libertad, aún desde el calabozo del castillo del Morro de San Juan o de Cádiz donde yació, absolutamente libre y dueño de su nombre, el precursor de la libertad de Nuestra América, Francisco de Miranda.
No es el caso de Alejo Maldonado ni del asesino de Florida. Estos no luchaban por su libertad. Cometieron, simplemente, crímenes brutales contra la libertad y el derecho a la vida de otros.
Mas el Cristo judío, atado ante Pilatos y luego en su cruz, era entonces tan libre que las acciones que lo llevaron ante el gobernador romano fueron cantadas desde muchos años antes, profetizadas desde los tiempos de David.
No son libres los policías criminales que ultrajan a nuestros estudiantes. No son libres los pobres e ignorantes que desertan del voto mayoritario y democrático para pagar la cuota, romper la huelga y acudir como ovejas a tomar exámenes rodeados de los gritos que anuda la brutalidad policiaca. No hay libertad en el abuso ni en el crimen.
Miro otra vez las fotos y videos de nuestros muchachos, nuevas reencarnaciones de aquel David que enfrentó a Goliat . Dan cátedra de valor y de voluntad. Dan cátedra –atados, golpeados, ahogados por los gases– de vivir esa libertad heroica que escribe libros de historia, fórmula principios y constituciones, nos distancia de las vacas, y anticipa el futuro de la condición humana. En ellos está el génesis de la vida que brota, nuestro Poema del Cid rebelde, nuestra araucanía indomable, el relevo de Betances, Hostos y Albizu, la dignidad luminosa de la patria futura. ¡Alabanza!
Marcos
Reyes
Dávila
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