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El ataque de la OTAN
a Nuestra América
ya se vierte por la Prensa
Tal parece que el nuevo cauce de agresión del brazo armado de los poderes imperiales del planeta se hará a través del ataque a los gobiernos de izquierda impugnando la falta de libertad de expresión y los "derechos" de una prensa "libre".
Hay que ver la saña diaria y permanente de El País contra Correa, Evo, Chávez, Fidel, y otros de su calaña. (A Cristina no hay que tocarla, por ahora, después del deslumbrtante triunfo electoral.)
Es decir, que los gobiernos no pueden tocar ni con el pétalo de una rosa el derecho de los medios de decir lo que quieran.
Hay que ver la saña diaria y permanente de El País contra Correa, Evo, Chávez, Fidel, y otros de su calaña. (A Cristina no hay que tocarla, por ahora, después del deslumbrtante triunfo electoral.)
Es decir, que los gobiernos no pueden tocar ni con el pétalo de una rosa el derecho de los medios de decir lo que quieran.
Se confunde de este medio, de manera intencional y alevosa,
la libertad de prensa
y la libertad de expresión.
La primera, es la libertad de los dueños capitalistas de los medios
que son parte integrante y fundamental del poder imperial.
La otra es la libertad de educarse,
de informarse y no desinformarse,
de participar.
En pocos países esa libertad se da en un grado más alto que en los países atacados.
Pero el derecho a desinformarse y deformarse,
a ser objetivo en la mirilla de la estrategia de propaganda de los poderes imperiales que todo lo dicen al revés, ese derecho no existe.
Tan simple como eso.
Pero hay que defender a ultranza el derecho de los grandes monopolios y multinacionales a decir lo que se les antoje.
No importa cuánto mientan.
No importa cuánto calumnien.
No importa que exhorten a la violencia.
No importa que pidan un golpe de estado.
No importa que conspiren para efectuar golpes de estado en el protegido seno del arzobispado de Caracas o de Guayaquil.
No importa cuánto mientan.
No importa cuánto calumnien.
No importa que exhorten a la violencia.
No importa que pidan un golpe de estado.
No importa que conspiren para efectuar golpes de estado en el protegido seno del arzobispado de Caracas o de Guayaquil.
No importa lo que hicieron en Chile para desestabilizar a Allende al preparar el camino al golpe.
No importa que acusen a Correa de violentarse cuanto intentaron darle un golpe de estado que dicen que no ocurrió, aunque el mundo entero lo vio --yo lo vi-- y asesinarlo.
No importa que acusen a Chávez por el delito de ganar elecciones abrumadoramente,
a Fidel por mantener la soberanía de Cuba en medio de una guerra imperial que lleva más de cinco décadas,
al Evo que llevó al poder las reclamaciones multicentenarias de los pueblos indígenas,
no importa que CNN hubiera pregrabado y pasado por la TV mundial la noticia de muertes atribuidas a un Chávez arrestado antes de que ocurrieran esas muertes.
Dicen que la libertad de prensa es libre.
Que los medios no están controlados por los grandes poderes económicos del planeta aunque ellos sean los dueños.
Que los periodistas asesinados por denunciar la intervención de las oligarquías extranjeras no cuentan, o cuentan para los que alegan defender la "libertad de prensa" aunque esos mismos dueños de medios sean cómplices de los asesinatos de periodistas.
Que los periodistas asesinados por denunciar la intervención de las oligarquías extranjeras no cuentan, o cuentan para los que alegan defender la "libertad de prensa" aunque esos mismos dueños de medios sean cómplices de los asesinatos de periodistas.
¡O es que esos dueños de los medios de prensa ignoran, no han visto, que los grandes terratenientes y las corporaciones extranjeras, sus socios y cómplices de saqueos, son las que ordenan y pagan las ejecuciones de las decenas de periodistas asesinados en Honduras?
Dicen que los medios son independientes no importa que sean propiedad de familiares o de amigos de Cheney, de Bush, de Sarkosy, de Obama, de Blair, de Cameron, etc.
Dicen que no se puede tocar la prensa aunque quien lo haga sea una decisión judicial tras un juicio.
El mundo camina a través de un mar de indignación contra los poderes económicos y del estado antidemocrático de Washington, Londres, París, Madrid, etc., pero eso no les importa.
Y hay quien cree lo que dice la sociedad de dueños multimillonarios de periódicos y medios.
Pero, ¡si lo dijo Quevedo hace siglos:
"Poderoso Caballero es don Dinero!"
¡Bendita --o maldita-- sea la inocencia... cómplice!
¡Bendita --o maldita-- sea la inocencia... cómplice!
Marcos
Reyes
Dávila
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