jueves, 28 de julio de 2011

El ELA no es cuestión de Ley sino de PODER



 El ELA no es cuestión de leyes
sino de PODER


García Padilla se colgó apenas se inició como candidato. Su primer error fue distanciarse, irse al polo opuesto, al de Willie Miranda Marín, líder que fingió admirar y seguir.  Y no se fue al polo opuesto de Miranda Marín por proponer como nuevo el viejo régimen colonial del ELA, sino por lanzarse de pecho a una campaña de engaño y de fraude, de deshonestidad absoluta, y al mentir descaradamente con sus “pilares” del ELA, puro humo.

Las tesis absurdas de los Hernández que García Padilla hace suyas como peón, apéndice, parásito o perrito faldero, se riñen, absolutamente, no sólo con los análisis del task force de Casa Blanca, sino con la práctica política no sólo del ELA, sino la que por más de un siglo llevamos con Estados Unidos. Las tesis de Hernández y Padilla quieren descalificar a Hostos, a Vicente Géigel Polanco, al mismo Trías Monge, a los Fernós, al mismo Luis Muñoz Rivera. Pero lo peor es que quieren descalificar y engatusar el sentido común con las frases absurdas del Muñoz que convirtió la ciudadanía norteamericana y al dólar en ciudadanía y moneda “común”. ¿Es que habrá alguien en Puerto Rico, una sola persona, que no sepa que el Congreso, y el gobierno de Estados Unidos, puede legislar lo que deseen ellos sobre Puerto Rico??
Si algo es capaz de detenerlos no es asunto de poder o no poder, sino de prudencia política.

Los analistas del país han señalado recientemente –como muchos otros lo han hecho durante más de un siglo– que los pilares del ELA son, con mucho, anteriores al ELA. La ciudadanía “común” nos fue impuesta en el 1917 con la sola finalidad de reclutar a los puertorriqueños como soldados norteamericanos en la Primera Guerra Mundial. Y la “moneda común” se estableció en Puerto Rico con la llegada de los norteamericanos y, tras la Ley Foraker de 1900 –ley que legalizó el imperialismo–, se impuso un cambio nefasto al dólar que arruinó a muchos puertorriqueños.

Los hoy tristemente célebres Hernández, tristes por entregaos, quieren imponerse sobre los puertorriqueños y sobre el Congreso haciendo alegatos de jurisprudencia y de palabrería a lo Cantinflas, cuando el verdadero pilar sobre el que se sostiene el gobierno norteamericano en Puerto Rico es la fuerza de las armas. La ley obedece a las armas.  La ley siguió dócil, en Estados Unidos, a la voluntad imperialista del gobierno de Estados Unidos y declaró los absurdos políticos que dicho gobierno le exigió a los tribunales.

Hostos señaló con razón, que no había ningún artículo en la Constitución de Estados Unidos que le permitiera a ese país poseer colonial y avasallar a los puertorriqueños. Lo hizo, simplemente, utilizando, la “fuerza bruta” –palabras de Hostos– y contra la protesta y el denuncia de “Imperialistas” que le hizo al gobierno el propio Partido Demócrata de Estados Unidos.

Quien crea que el mal llamado “problema de estatus político” se va a solucionar en los tribunales o en un plebiscito sin poder alguno, se equívoca. El nuestro es un problema político, es decir, de fuerza. Y no es un problema de “estatus político”, sino de soberanía.

Aquí lo único que hace falta es ejercer ya, de una vez, el poder soberano, inalienable e irrenunciable, del pueblo de Puerto Rico.
Marcos 
Reyes 
Dávila

martes, 26 de julio de 2011

La ermita en el agua -Poesía


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La ermita en el agua
           
                  "La caravana pasa", R. Darío

 

 
1. La Lluviada

El agua no te deshace.
               
Ya sea lluviada
reposada de espejos
o desbandada en río
tu canto
   –hondo a veces
puro jolgorio otras–
te reforma siempre

Y gota a gota

te engranas
te ahojas
te floreces
te empupilas
y levantas

En el agua te encuentras
como peces
como flor de loto
como arrozales

A pinceladas de lágrima

te hace la visión nublada
lamida de cascadas
o cría de las rías
asistida de acequias
y sorbos de albariño


A uña de uvas verdes te cincelas
Hablas con tu fondo
interminablemente
con la piedra lamida
de tu beso infinito
Tu esqueleto de agua
te reforma sin pausa
sin saber a dónde te remontas
ni de qué remotos llegas

No. El agua no te deshace.
Mas yo me disuelvo en el agua.
       


2. Sí, la caravana pasa
           

              (Nicaragua, Rubén Darío)

Te miro y me miras, amor,
aquí junto al agua del lago
donde se anegan 

los caminos que fueron
y los pasos que no serán   
El mar se acomoda 

en un espacio eterno
y en un tiempo que no llegará


Con el allá soñaba siempre
    –te dije

Con ese resplandor en la hierba
y en las aguas –raras, quizás–
Pero desde aquí, amor,
templaba el arco en el agua
lanza que apunta a la nada

Mira la ermita que hice
piedra a piedra

sobre la llama en el agua,
mi alcázar en las sabanas del mar
las rutas de la rosa sin nombre
los viajes que inventó el Marco de Venecia
la historia de los juncos
las goletas y las sirenas
las fragatas naufragadas en la niebla
la vela henchida de un viento
que no tiene espacio ni tiempo
la palabra que repercute

tocando y llamando
como la piedra en el agua


Mira en tus ojos
los míos que te miran
con el guiño de un mar dulce
Míralos sobre las sedas del agua
Que más allá de los asedios
de la sed que abrevas
la caravana pasa a la nada, Margarita,
como un río que ríe
con su canto errante
y su letra de agua
y un pájaro azul sin sombra
que no encuentra tierra en el agua

Tú, la transparente,

la que no tiene sombra
en el agua de las aguas,
asida a tu naufragio       
guárdame lo que puedas del olvido
que el tiempo
de este cuento que te hago
no tiene hora
rostro ni rastro
pulso ni sitio.


Marcos
Reyes
Dávila
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viernes, 22 de julio de 2011

Correa de Ecuador -Otro Galileo


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El Presidente Correa de Ecuador
          -otro Galileo

¿Libertad de Prensa??????????????


La Libertad de Expresión es una cosa.
La  Libertad de Prensa es otra.

En Ecuador un juez emitió recientemente un fallo judicial a favor del Presidente de la República, Rafael Correa, y en contra de los directores de un importante diario de Guayaquil, El Universal.

La decisión tiene que ver con una información falsa y fraudalenta publicada en el medio por sus dueños y relacionada con el intento de golpe de estado ocurrido en ese país hace meses.

Según el Dato Clave que sobre el particular se publica,

"Correa interpuso la demanda contra
El Universo en marzo pasado por una columna en la que Palacio aseguraba que durante un levantamiento policial el 30 de septiembre de 2010 él [Correa] ordenó fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente. El mandatario estuvo
retenido gran parte ese día en el hospital policial y fue rescatado tras una operación llevada a cabo por fuerzas leales en medio de un intenso tiroteo.

El impacto de los numerosos proyectiles disparados contra el vehículo que liberó a Correa
del secuestro, y que pudieron asesinarlo, se publicó en los medios. La posición de esos directores de El Universal hace causa común con los golpistas. Y los golpistas son enemigos del pueblo de Ecuador que eligió a su Presidente con una inmensa mayoría.

De modo que enmiendo las frases de inicio de esta nota:

La Libertad de Expresión es una cosa.
La Libertad de Prensa es otra cosa.
Informar es una cosa.
Libelo, calumnia, mentira intencional, es otra cosa.

Naturalmente que los medios de comunicación constituyen un poder extraordinario en el mundo moderno.
Por eso la intensa alharaca internacional.
Pero ese inmenso poder es lo que impone la NECESIDAD  APREMIANTE de vigilar y regular, más aún si se sabe que la susodicha Libertad de Prensa es sólo para los dueños de periódicos, capitalistas burgueses generalmente de derecha y conservadores, parte destacada del pequeño club de los grandes intereses económicos.

No hay derecho a mentir, a faltar a la verdad, a usar un medio que alega objetividad e imparcialidad para hacer campaña política y dirigir la opinión.

Y esto no es nuevo. Desde siempre, desde hace miles de años, desde la época romana, desde los reyes católicos, durante todo el papado, contra Galileo, siempre se dirigió la cultura, la información, se hizo la guerra utilizando la información y la cultura.

Correa le exigió al periódico durante un tiempo que se retractara de la calumnia. Esos que hoy gritan se negaron a hacerlo hasta ver que el fallo se emitiría en su contra. Sólo entonces ofrecieron publicar una respuesta de Correa, como si el daño causado con la piedra tirada pudiera corregirse de ese modo.


Yo creo que sí. Una cosa es ofrecer una información que se estima correcta y verificada, y otra ofrecer una mentira que se sabe falsa, alevosamente, en la portada de un periódico.
Marcos 
Reyes 
Dávila

jueves, 21 de julio de 2011

Grandes Éxitos del Capitalismo


.
Los grandes éxitos
del CAPITALISMO


MRD

lunes, 18 de julio de 2011

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Muñoz Rivera 
   versus Hostos, 
          ante el 1898


Uno de los enigmas que enfrenta el estudioso del 1898 y de Hostos es la razón por la que Eugenio María de Hostos no logró el apoyo necesario entre los políticos que vivían en la colonia española para enfrentar unidos, y como era menester hacerlo, la invasión norteamericana. De hecho, Hostos parece no intentar siquiera a su regreso a Puerto Rico tras varias décadas de exilio, el endoso de los dirigentes políticos del país a las iniciativas de su Liga de Patriotas.

En Nueva York, y aún en Puerto Rico, se le conoce y reconoce, y por eso es electo para constituir parte de la Comisión de Puerto Rico que intenta negociar con el poder imperial los términos de la conquista. Hostos tenía muy pocas esperanzas de que Estados Unidos siguiera lo que le dicta su constitución y oyera el reclamo democrático del pueblo de Puerto Rico. Por eso, aparte de las gestiones que realiza como comisionado junto a Manuel Zeno Gandía y Julio Henna, funda la Liga de Patriotas. Esta organización pretendía hacerle conocer al pueblo de Puerto Rico los derechos que debía reclamar conforme a la Constitución de Estados Unidos y el Derecho Natural. Su misión no contaba con los partidos políticos establecidos en Puerto Rico: apelaba directamente a los puertorriqueños desde los municipios a donde fue a ofrecer sus charlas públicas. Lejos de San Juan: en el sur y en el oeste, principalmente.

Hostos afirmaba que la Constitución de Estados Unidos no le permitía a su gobierno poseer colonias. En cambio, sí le exigía consultar al pueblo de Puerto Rico en un plebiscito. Consecuente con ello, Hostos estuvo dispuesto a aceptar la estadidad si esta resultaba triunfante en un plebiscito celebrado con márgenes aceptables de libertad, pero su ambición era la de siempre: una independencia que hiciera posible constituir la Confederación de las Antillas.

Las leves esperanzas que abrigaba Hostos nadaban contra la corriente de sus certezas. Sabía que Estados Unidos se constituía desde hacía décadas en un imperio que deseaba devorar las islas y expandirse al menos hasta Colombia. Así lo afirma durante su “viaje al sur”, de 1870, en el itsmo de Panamá. En ello, estaba de común acuerdo con Ramón Emeterio Betances, quien se derrumbó al tener noticias de la invasión y le pidió a Hostos que hiciera cuanto estuviera a su alcance para impedir que se concretizara el temor común de ambos. Pocos días después moría Betances en Francia.

El libro reciente de José Calderón Rivera, “La pluma como arma. La construcción de la identidad nacional de Luis Muñoz Rivera.” (San Juan: [Análisis, Inc.], 2010, 404 págs.) no contesta esta interrogante, pero nos permite inferir con bastante certeza la respuesta. Extraigo del libro algunos
señalamientos importantes sobre este asunto.

1. Según leemos en libro, Muñoz Rivera alcanzó a ver desde principios de la década de 1890 el peligro que se cernía sobre Puerto Rico ante las ambiciones imperialistas de Estados Unidos. Esto, de lo que Hostos y Betances hablaban veinte años antes, desde principios de la década de 1870, y que Martí revela como un secreto en cartas de la década de los noventa, era un lugar común conocido por muchos, pues Bolívar mismo sufrió, durante su gestión revolucionaria, las medidas obstruccionistas del gobierno de Washington, particularmente al respecto del deseo de Bolívar de llevar la lucha emancipatoria a Cuba y Puerto Rico. (Véase de Edgardo Pratts, “Simón Bolívar y Puerto Rico”, en EXÉGESIS 67/68: 4-14.)

2. Según Calderón Rivera, Muñoz contemplaba en los 90 el proceso de autonomía canadiense que Hostos examinaba veinticinco años antes, cuando, aún joven, creía posible que, en una república federal española, Puerto Rico y Cuba pudiesen ser estados federados o provincias españolas. El proceso español de 1868, tras la “revolución septembrina”, desengañó a Hostos para siempre. Muñoz Rivera, en cambio, reincidió en atrapar la misma sombra vana.

3. España comenzó casi una década antes a entregar sus colonias del Caribe al poder económico –y desde luego, político–  norteamericano.

4. Bajo la colonia española, la leyes de cabotaje eran una rémora terrible como lo son en la colonia norteamericana.

5. Desde 1895, una vez inicia la guerra antillana de Martí por la independencia, Muñoz combate al movimiento cubano calificándolo como “enemigo de la patria”, y proclama consignas absurdas como aquella de “ni republicanos ni monárquicos: ¡puertorriqueños!”

6. El cuento de que Muñoz, tras el estancamiento en la negociación política con Sagasta, expresó su intención de abandonar la península para ir a unirse con el Comité Revolucionario que desde Nueva York organizaba la revolución armada martiana, es puro teatro.

7. Aunque el 25 de noviembre de 1897 Sagasta aprueba los decretos autónomicos, no lo anuncia sino hasta el 11 de diciembre, el parlamento insular no se constituye sino hasta el 17 de julio, y no es sino el 21 de julio que  juran sus cargos los miembros del gabinete autonómico. La guerra de Estados Unidos se declaró poco después del hundimiento del Maine en la bahía de La Habana,
el 15 de febrero de 1898. Meses antes, ya Estados Unidos colocaba en posición sus fuerzas navales en el Pacífico y en El Caribe. El 12 y 13 mayo bombardearon San Juan, intensamente, y el 25 de julio, como se sabe comenzó la invasión por Guánica. No es sino hasta el 18 de octubre que cesó el imperio español en el Caribe.

8. Muñoz dice que él fue un jefe de estado comparable al presidente Mackinley, y cree que Estados Unidos es una “república de repúblicas”. Por eso busca inicialmente la estadidad y afirma querer ser americano.

9. Hace una brevísima referencia a Hostos en 1900 (275-276), para argumentar que en Estados había una parte enferma (imperialista) y otra sana (republicana).

10. Aunque en la constitución del Partido Unión de Puerto Rico se afirmaba la búsqueda de la independencia, Muñoz entendió que eso sería así de fallar antes la búsqueda de la estadidad.

11. En su obra insiste en la pintura de Puerto Rico como un pueblo débil y pequeño, incapaz de luchar por su independencia.

12. Ya en 1905 Muñoz denunciaba “el fracaso de la administración norteamericana de la isla” (306) y su carácter “despótico”.

13. Aunque de vez en vez se le escapara un exhabrupto separatista, Muñoz regresó siempre a la política posibilista de posponer el supuesto afán hasta “agotar todo esfuerzo” negociador.

¿Cuándo, por dios santo, se agota todo esfuerzo negociador?: nunca. Ese es el pantano de la ambivalencia siempre indecisa de Muñoz, y el cieno perpetuo del autonomismo sin piernas, ni para caminar ni para erguirse.

Las diferencias entre Muñoz, y Hostos y Betances, son mayúsculas. No niego su pasión y amor por la patria, ni la fuerza de su verbo poético. Evalúo la estrategia y táctica políticas y fallidas, mientras indago lo infortunados que fuimos al no poder poner a Hostos y a Muñoz Rivera a trabajar juntos en un momento decisivo de nuestra historia.

Muñoz ostentaba el poder del Gabinete Autonómico y una enorme influencia sobre las masas del país. Hostos y Betances poseían una visión más correcta, desengañados del éxito publicitario de la democracia norteamericana y de la insuficiencia de la demanda autonomista. Ambos estaban comprometidos con la búsqueda armada de la independencia, unidos al movimiento separatista cubano, desde la década de los setenta, y luego con Martí, y proponían, como una necesidad imperiosa, la constitución de la Confederación de las Antillas. Aunque Calderón reclame para Muñoz Rivera la “construcción de la identidad nacional”, esa identidad fue incapaz de comprender la incompatibilidad entre esa identidad y un régimen de estadidad que la destruiría o una mera autonomía colonial que la avasallaría y la ahogaría. La única opción política de estatus de una nación es la independencia. Nunca la dependencia porque toda dependencia es en realidad anulación y explotación.


Hostos estuvo dispuesto a acatar el resultado de un plebiscito libre, pero aseguró que nunca caducaría el derecho de Puerto Rico de reclamar la libertad de la independencia.

Muñoz Rivera, como más tarde Muñoz Marín, se mostró satisfecho con administrar la colonia. Es claro, evidente, que fueron ambos, padre e hijo, los mayordomos del poder colonial norteamericano en Puerto Rico. El Partido Popular que fundó el estatus colonial que conocemos con el nombre enigmático y cantinflesco de Estado Libre Asociado, es el partido del poder colonial en Puerto Rico, el partido del Congreso norteamericano.

Nos quedamos con los dos Muñoz, o con Hostos, Betances y Albizu. No son compatibles. No son cáscaras del mismo palo.
                            Marcos 
Reyes 


Dávila

sábado, 16 de julio de 2011


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“Que el Pueblo decida.”

De la Izquierda y Derecha 
en Puerto Rico

Oigo hablar de izquierda y derecha en Puerto Rico, asociadas a las “llamadas preferencias de status”, que no son tales, y no comprendo nada. ¿No será uno de nuestros impedimentos históricos tergiversar las definiciones, confundir la gimnasia con la magnesia, y hacer pasar continuamente gato por liebre? A veces, tergiversación malintencionada, y a veces, simple incapacidad.

La idea confusa subyacente es que la derecha en Puerto Rico la componen los estadistas-asimilistas; la izquierda, los independentistas, ya sean nacionalistas o socialistas; y el centro, claro, los autonomistas.

Pero, ¿qué sentido tiene pensar eso? ¿Cómo pueden ser centristas los propulsores del estatus-quo, si no hay pensamiento más conservador que aquel que defiende el ELA existente en Puerto Rico –orden político que según algunos profesores NO es un status político–  creado para servir al régimen colonial-imperialista?

Tanto anexionistas como independentistas buscan romper el status-quo, el orden vigente. Pero eso no legitimiza la búsqueda de la estadidad, pues la estadidad presupone el asesinato de Puerto Rico como nación que es, como pueblo latinoamericano, y la renuncia total a la soberanía del pueblo de Puerto Rico. Por eso la estadidad no es una opción legítima de estatus en Puerto Rico. Y el ELA, que es en el fondo el mismo orden de dominio colonial creado por la Ley Foraker de 1900, al servicio del imperio, tampoco. El único estatus legítimo es el que surge de la voluntad del pueblo puertorriqueño, es decir, del uso inalienable de la soberanía. Si Puerto Rico es un pueblo, o una nación, tiene derecho a ser y a decidir sus asuntos, simplemente.

Cualquiera puede averiguar sin dificultad de clase alguna que la izquierda tiene su origen en la constitución de los estados modernos que aspiraban a superar el régimen monárquico, desde mediados del siglo XVIII. A su desarrollo colaboraron de manera sustancial tanto la Revolución liberal de Estados Unidos que produjo la república independiente, como la Revolución Francesa y, sobre todo quizás, la revolución industrial inglesa, burguesa, que creó y dio un auge extraordinario a la clase obrera-proletaria. Es por ese río turbulento que nos viene la demanda de igualdad y de democracia defraudadas en el régimen liberal burgués que legisló para favorecer la burguesía y oprimir al proletariado. Por eso el pensamiento marxismo sólo reconoció tres corrientes en la izquierda: el anarquismo, el comunismo, y la socialdemocracia.

 
La derecha se organizó para frenarlas todas y mantener el status-quo. Por eso la derecha se vincula inexorablemente con el conservadurismo liberal-burgués, y éste con los poderes de la iglesia, los terratenientes y hacendados, los industriales. En ese esfuerzo se llegó, Y SE LLEGA AÚN, al extremo desesperado que conocemos con el nombre terrible del fascismo. Nunca  capitalismo alguno eliminará la pobreza por más riqueza que pueda producir. Su corazón es la acumulación y la avaricia que llamamos la ganancia. Por eso vive de espaldas al bienestar social y sólo hipócritamente, y para mantener la apariencia de utilidad social, mira al lado y otorga una limosna.

La izquierda se opone a los extremos opresores del capitalismo que siempre tiende a formas salvajes de explotación, y a la defensa humanitaria de los trabajadores, la solidaridad, la eliminación de las miserias espirituales, del hambre, del analfabetismo, de la salud descuidada.

En Puerto Rico tanto el PNP anexionista como el PPD colonial son portavoces del sector empresarial-capitalista –gatos negros unos, blancos otros–  que con diferente rostro explotan las grandes mayorías y promueven las desigualdades sociales. Ninguno puede en verdad defender a las clases trabajadoras y oprimidas del país.

El independentismo, por su parte, puede ser burgués o socialista. Procapitalista y, por lo tanto, socio del imperio financiero explotador, o defensor de los trabajadores, de la justa distribución de la riqueza y de la verdadera igualdad.

La política es un arte de fraudes. Aclaremos las cosas, abandonemos eso de llamar “ideologías” a las llamadas preferencias de estatus, que no lo son, y esa manía absurda de pensar como izquierda, centro y derecha a las supuestas opciones de estatus. Y que el pueblo DECIDA.


Marcos 
Reyes 
Dávila

miércoles, 13 de julio de 2011

Nicaragua -La Mar Dulce y Amarga

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Nicaragua:
La Mar Dulce 
              y amarga...

 
     "Margarita, está linda la mar...
                  Rubén Darío

Hice mutis por el foro en este portal, unos días...

Es que estuve, ausente o presente, en Nicaragua, a orillas de sus aguas dulces. Quizás la imagen más emblemática del país la ofrezca el volcán Ometepetl que se yergue, dual –pues en realidad son dos volcanes emparejados– e  imponente justo en medio del lago. Impresiona a quien visita la parte oeste del país –la del lado Pacífico, la más poblada–  la numerosa cadena de volcanes que lo atraviesa creando numerosos depósitos de agua, quizás en su ofrenda, quizás para aplacar las furias y las penas. Volcanes y aguas.

No quiero, ni puedo, ni debo opinar sobre los asuntos políticos en controversia. Como latinoamericano medio extranjero, aunque enamorado ajeno, no me corresponde dar lecciones de lo que no he vivido y sólo conozco por lecturas con la ayuda esta brevísima visita.

Estuve en la nueva Managua levantada tras el terromoto catastrófico de 1972 a un lado de la vieja Managua, un poco más lejos del lago de Managua. Desde este punto visité principalmente las poblaciones del sur, Catarina y su lago Apoyo, Masaya y Granada, unidas por la Avenida Simón Bolívar, y una distancia mucho menor hacia el norte, donde están las lagunas de Xiloé y Apoyeque.

Estuve en la cima del volcán Masaya que emana fuertes gases de azufre. Gocé del espectáculo natural espléndido del archipiélago de Zapatera, aledaño a Granada, y punto norte del Mar Dulce conocido hoy como el gran Lago de Nicaragua que contiene la isla volcánica mencionada al principio de estas líneas, y más al sur el archipiélago de Solentiname que hicieran famoso los salmos de Ernesto Cardenal. La belleza de esta zona rivaliza en belleza con el Lago Como, al norte de Italia, ganándole a éste en estado natural.

Pude apreciar en la vieja Managua, la antigua Catedral de Santiago, en ruinas, a un lado de la Plaza de la República, el Palacio Nacional, el monumento a Sandino frente a la casa de los pueblos latinoamericanos que incluye a Puerto Rico –¡Gracias!–, las famosas huellas de Acahualinca, que ocultas bajo metros de tierra y lava volcánica, fueron sacadas a la luz accidentalmente y datan, quizás, de 6 mil de años de antigüedad. Impresiona que a sólo cuadra y
media de la plaza, encontremos la desolación de un paisaje empobrecido, reducido por los terremotos, desalentado. El resto del país que alcanzamos a ver luce ordenado y bien dispuesto.

Aquí y allá se conservan recuerdos inolvidables de los terremotos catastróficos, de la “guerra” y de la revolución en paredes llenas de metralla. Una nueva elección se aproxima y por todo el país se observan letreros en defensa de la gestión del gobierno de Ortega que apelan, principalmente, y en este orden, a la Nicaragua “cristiana, socialista, solidaria”. Aquí y allá, varios de estos letreros exhiben huellas rojas de alguna pintura lanzada que se me figuró al principio como parte del arte del cartel, quizás en alusión al pasado guerrillero y heroico del Frente Sandinista en el que militó, como dirigente, el propio Ortega. Pero la realidad más probable es que sea una expresión de rechazo.

Un gobierno revolucionario, tras la Revolución Rusa de 1917 ya no es, ni puede serlo, un gobierno liberal que se permita pretender organizar un régimen de unidad nacional en una sociedad dividida en clases. Todo gobierno revolucionario, desde hace casi un siglo, sabe que está en guerra contra el orden liberal dominado por una burguesía que, aunque parezca nacional, o nacionalista, está al servicio del orden capitalista internacional, lo quiera así, o no lo quiera. Tal es el poder incuestionable de los grandes monopolios y entidades financieras del llamado 'mundo libre', orden que en realidad está en función de los intereses imperialistas del capital.

Ese poder, tras la caída de la Unión Soviética, se ha lanzado a la reconquista –neoliberal– del mundo, arruinando a los países, sometiéndolos a los intereses del gran capital y del mundo financiero, retrocediendo implacablemente las conquistas obreras y las libertades y derechos públicos, saqueando más profundamernte la riqueza de los pueblos y utilizando para ello abiertamente la violencia para aplastar las protestas contra todo reclamo de democracia. ¡Dios proteja a todos los pueblos del mundo del Fondo Monetario
Internacional!

Si un gobierno desea defender los derechos de las grandes mayorías nacionales, sabe que deberá enfrentar una guerra que en el caso de Nicaragua ha sido particularmente atroz. Atrás quedan no sólo los atropellos del régimen colonial español y del filibustero norteamericano William Walker, sino el régimen de los “marines” yanquis, y el régimen asesino y dictatorial de los Somoza. Tras la revolución sandinista que derrotó a los Somoza, el país tuvo que continuar la guerra abierta contra los Estados Unidos que mantuvieron a los Somoza en el poder y luego bombarderon al país para intentar detener su caída, para terminar armando el famoso ejército de mercenarios de los “contra” y minando los puertos de Nicaragua.

Toda revolución que defienda los derechos del país frente a los intereses norteamericanos sabe que tiene que enfrentar una guerra, que puede ser más o menos disimulada y encubierta o abierta.
A Cuba, por ejemplo, le exigen los liberales del mundo –especialmente esos países europeos en cuyas venas corre la sangre de vampiro de ese pasado imperial que se mantiene a pesar de las apariencias democráticas burguesas– formas liberales de gobierno, olvidando que Cuba es un país que sufre una guerra perpetua de parte de Estados Unidos.


Toda guerra exige sacrificios y se ve obligada a sufrir excesos y errores. La Revolución Francesa que creó el régimen republicano y constitucional moderno guillotinó a miles de aristócratas, y aún así sufrió el retroceso de la restauración monárquica. No es en el plano de los individuos y en la selección de casos particulares y concretos donde se evalúa la justicia o injusticia de un cambio revolucionario, sino en el movimiento social amplio, y en el programa que conduce las acciones y las decisiones políticas.

Y ciertamente que no, no hay espacios medios. Pues toda concesión se convierte en debilidad y patrocina el ataque de un monstruo que nunca duerme, nunca sacia su hambre y nunca concede. Así se asesinó a Sandino.


 












 Marcos 
Reyes 
Dávila

sábado, 2 de julio de 2011

La importancia de llamarse Hugo Chávez



En el BICENTENARIO de la Independencia

La importancia de llamarse 
           Hugo Chávez


Muy por el contrario a la opinión promiscua que hace muchos años consideraba a Hugo Chávez una figura torpe y vulgar, la historia ha demostrado que en Chávez se ha configurado una personalidad histórica de un relieve de la más alta categoría. Electo y reelecto varias veces, vencedor en referendos revocatorios y aprobatorios de una nueva constitución, vencedor en intentos de golpes de estado, iniciador de una revolución socialista –y bolivariana–, no voy a enjuiciar desde lejos la importancia de su papel como jefe de estado. Que hable de ello el pueblo venezolano.

Pero sí me parece de la más alta importancia destacar su papel protagónico en las iniciativas regionales que, inspiradas en Bolívar, han redirigido por un cauce independiente y soberano lo que nunca había dejado de ser parte de la herencia colonial española traspasada al primer mundo europeo y, particularmente, tras la independencia del continente, a Estados Unidos.

Eugenio María de Hostos retrató parte de esa herencia colonial apenas llegó a las costas de Colombia en su famoso viaje al Sur en el 1870-74, y no dejó de urgir a todos nuestros países a unirse, conocerse, integrarse a través de una red de ferrocarriles y de ríos, detrás del llamado bolivariano de Ayacucho, completando con la independencia de Cuba y de Puerto Rico el empeño del venezolano mayor, constituyendo un Mercador Común del Sur, una confederación unida de los estados desunidos del sur. Años más tarde José Martí le haría eco a su demanda de una “segunda independencia” para todo el continente latinoamericano, pidiendo gobernantes indios para los países indios, gobernantes de pueblo que hablaran la lengua de cholos, quechuas, huasos, araucanos, guaraníes... 

Tras Chávez, los numerosos países latinoamericanos han visto sucederse cambios políticos de gran importancia que convergen con la iniciativa política venezolana y que se desprenden de las redes del dominio norteamericano en el hemisferio. Así ha ocurrido, por ejemplo, en Brasil, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina, Paraguay, Uruguay, y ahora Perú, con lo cual se resarce y reivindica la política independiente que sola sostuvo desde el 1959 el gobierno revolucionario cubano.

La constitución de organismos de integración de lo que Bolívar consideraba la Gran Patria latinoamericana le debe mucho a las iniciativas y esfuerzos de Hugo Chávez. Me refiero a organismos como UnaSur, el ALBA (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América),  la Organización de Estados Latinoamericanos y del Caribe (OELC), MercuSur y la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños ), entre otros. La cancelación de la reunión para la constitución formal de la CELAC, pautada para el 5 de julio, por la enfermedad que asedia a Hugo Chávez, no refleja otra cosa.

 
Marcos
Reyes
Dávila
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