que la OEA debe desaparecer
Ahora que algunos, como Correa, se plantean si vale la pena, o no, ir a la próxima reunión de la Organización de Estados Americanos, es útil recordar que padres de la patria, como Hostos y José Martí, se plantearon el problema y no dudaron en responder negativamente.
Me refiero, en el caso de Martí, a sus reuniones en Washington, precisamente, y como representante diplomático, embajador, incluso, de Argentina y de Uruguay, de conferencias monetarias panamericanas...
Martí escribió sobre ellas más de lo que parece. Pues a las prosas, en las que destaca "La Conferencia Monetaria de las repúblicas de América", habría que añadir, incluso, los "Versos sencillos" de un "hombre sincero".
En el artículo sobre la conferencia panamericana Martí advierte, categóricamente cosas como las siguientes:
"A lo que se ha de estar no es a la forma de las cosas, sino a su espíritu...En la política lo real es lo que no se ve... A todo convite entre pueblos hay que buscarle las razones ocultas. Ningún pueblo hace nada contra su interés... Si dos naciones no tienen interteses comunes, no pueden juntarse. Si se juntan chocan. Los pueblos menores (...) no pueden unirse sin peligro con los que buscan un remedio al exceso"...
Añade un poco más adelante, Martí:
"Quien dice unión económica, dice unión política. El pueblo que compra, manda. El pueblo que vende, sirve. Hay que equilibrar el comercio, para asegurar la libertad... El influjo excesivo de un país sobre otro, se convierte en influjo político... Lo primero que hace un pueblo para dominar a otro, es separarlo de los demás pueblos"...
Martí vio, más que previó, la intención imperialista oculta por Washington detrás de la conferencia panamericana y temió lo peor. Tanto que enfermó y el médico le ordenó reposo en el campo. Ese es el origen de los famosísimos "Versos sencillos". En esta aseveración no hay especulación alguna, pues Martí da testimonio de ello en el prólogo al libro de versos. Dice allí:
"Mis amigos saben cómo se me salieron estos versos del corazón. Fue aquel invierno de angustia, en que por ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos".
Martí había visto el emerger imperialista en las entrañas de Estados Unidos como consecuencia, fundamentalmente, de la Guerra Civil. Pero su Maestro, Hostos, ya habíale aleccionado al respecto.
Hostos, siempre en pos de la construcción de alguna forma de federación o confederación tanto para las Antillas como para sus patrias de Centroamérica y del continente suramericano, no dejó de observar en sus argumentaciones que entre los países a asociarse no debería figurar ninguno que fuera muy superior a los demás porque de esa forma el juego se desbalancearía, y dominaría a los demás. Cuando habla de la posible estadidad para Puerto Rico, dice de manera transparente que ello acarrearía la "absorción" y el "exterminio" del pueblo de Puerto Rico. A Ignacio Rivera no le duele romper de manera absoluta con nuestra historia, la historia, heroica, de nuestros padres, abuelos y tatarabuelos que forjaron nuestra identidad, nuestra cultura, nuestras obras, nuestros valores, nuestra forma de mirar al mundo, la luz de nuestros ojos y la palabra de nuestras voces. Pero a mí si me duele que todo se convierta en materia de mero folclor, dispersión, desplazamiento. No es dinero lo que da la felicidad, Ignacio: es la armonía entre los factores que conforman un pueblo.
Cuando Colombia propone que acudan a la cita para discutir el exilio de Cuba, creo que se equivoca. La OEA no tiene remedio: es un instrumento de dominio imperialista norteamericano. A los países de la América Nuestra, del sur, del centro y de las Antillas, les conviene fortalecer la CELAC, tal como Hostos y Martí aconsejaron. Eliminar la OEA es derribar un puente de penetración imperialista.
Así me lo dijo Hostos. Así me lo dijo Martí.
Marcos
Reyes
Dávila
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