viernes, 27 de noviembre de 2015

Salvemos el FIPPR


SALVEMOS
                       el FESTIVAL
         INTERNACIONAL
                       de POESÍA
                                            en PUERTO RICO











Me siento segura y confiada de que continuaremos poco a poco recaudando el dinero que falta para poder continuar adelante con nuestro Festival. Haz tu donativo hoy: $5.00, $10.00, $15.00, $20.00, $25.00, $50.00 o la cantidad que puedas. Todo ayuda a sumar hacia la meta. Gracias por ser parte de los que hacemos algo más que sentarnos a observar. Cuento con todos y todas ustedes, amigos, amigas, poetas de Puerto Rico, de otros países.

El Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico es una organización sin fines de lucro que, desde 2007, se ha dedicado a llevar, de forma gratuita, recitales, talleres, charlas, conferencias, diálogos, lecturas, libros, presentaciones, espectáculos, publicaciones, certámenes y mucho más.

Creemos en que la poesía debe llegar a toda la población y por ello visitamos igualmente comunidades pobres y marginadas como escuelas y centros de estudios universitarios.

En todos estos años de arduo y trabajo voluntario hemos beneficiado a personas de todas las edades y estatus social, sobre todo a muchos jóvenes. Un joven con un libro de poesía en sus manos, será más propenso a una vida productiva y de profunda reflexión donde no cabe la violencia ni los vicios destructivos de la humanidad.

Si hoy hay un libro de poesía en un hogar donde antes no lo hubo, mucho se le debe a nuestro Festival. La obra de nuestros artistas y poetas también se ha dado a conocer mucho más desde nuestra fundación.

Desde la existencia de nuestro Festival, hemos observado además un resurgir poético que abarca todos los rincones de nuestro país.

Han sido muchas las bondades de este grandioso festival de poesía, pero, para poder continuar ofreciendo de forma gratuita nuestros servicios, necesitamos de tu generosa aportación.

Sabemos que contamos contigo.

¡Muchas gracias!

Vilma Reyes
Presidenta 

Donativos directos pueden ser enviados a: 
Calle 2 D25 Urb. Terranova, Guaynabo, P.R. 00969 
O en la siguiente página de internet:
https://www.gofundme.com/salvemosalfestival 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Mujer bisiesta


Mujer bisiesta” 

            de Vilma Reyes
 

Vilma Reyes Díaz ha publicado en la Colección Habitante del Bosque, de Palabra Pórtico Editores, un poemario de 76 páginas, de formato más ancho que alto, espacioso, que incluye 33 títulos, es decir, 33 poemas. Su título: “Mujer bisiesta”. El índice ya revela algo del conjunto, pues encima de la palabra “índice” trae un subtítulo que reza “Los días del calendario”. El subtítulo nos encarrila, pues, no a un conjunto definido por una temática particular, sino a un conjunto que recoge... una experiencia personal de vida.
    Una nota biográfica, incluida en la página 71, viene con otro título alusivo, que coincide con el del índice, y también con el título del poemario. Esa nota biográfica la llama “Carta de viaje”. En ella se le informa al lector que la poeta es natural del río, como Julia de Burgos, pero no del Grande de Loíza sino del Río Piedras. Poeta, narradora y docente, fundadora y presidenta del Festival Internacional de Poesía en Puerto Rico, viajadora de festivales, autora de textos escolares y de otros libros como “Versos para la lluvia insomne” y “Desacordes”, la novela “El señor de los bolsillos de lluvia”, “Las galletas de chocolate y otros cuentos”, todos inéditos, a excepción del primero que es del 2010. Aunque lo publicado antes sea corto, los diversos títulos evidencian un quehacer constante, así como lo evidencian las numerosas publicaciones en revistas y antologías.
    El libro lleva una dedicatoria: “A los amores de mi vida”, dice, incluyendo en ellos al esposo, los hijos, el nieto, la madre y las hermanas, y a su padre. (No me encontré por ninguna parte, quizás porque me reservó para esta noche: honor que me hace.)
    Lleva el cuaderno un epígrafe de Jorge Luis Borges que dice: “El tiempo es el mejor antologista”. Con ello no se refiere Vilma, seguramente, a que el tiempo determinará si algunos poemas suyos la sobreviven, sino a que el conjunto de poemas es una antología de experiencias (vividas).
    Paso de inmediato al enigmático título: “Mujer bisiesta”, cuyo “acertijo” invitan a descifrar los editores. En mi examen de la obra no puedo eludir el planteamiento. Afirmemos, pues, en primer lugar, que no, no es la mujer que toma doble la siesta. Sin el artículo indefinido “una” o el artículo definido “la”, antepuesto a “mujer”, la mujer bisiesta no sugiere ya un tema objetivo y ajeno. Eso mueve al lector a deducir que la mujer bisiesta se trata de ella misma.
    Bisiesta, por su parte, es un término que proviene del latín “bisextus”, que significa dos veces sexta, es decir, la docena, doce, el tiempo completo, el giro acabado de las manecillas del reló, la órbita total. Pero también significa “día intercalado”, es decir, añadido en el medio. El diccionario de la Academia asocia “bisiesto” con cambio, con mudanza. Y también lo asocia con variar el lenguaje o la conducta. También, claro está, nos remite al concepto específico al que arribamos todos, en primera instancia, del “año bisiesto”, es decir, de aquel que tiene un día más que el año común, añadido en febrero. Un día más. Un tiempo añadido. Otro tiempo. Ese otro tiempo implícito o sugerido en las imágenes de la carta de viaje y en los días del calendario. Pues sí algo enfatizan estas imágenes es que no se ve la vida como un museo detenido, fijo en el tiempo, sino como un discurrir, cambio, transformación.
    Por fortuna, el libro abre con un poema del mismo título, que nos permite empezar a despejar y atinar la incertidumbre. Desde luego,  el texto se llama “Mujer bisiesta”. Es un poema de 23 versos que reflejará las características del conjunto. Por él sabemos que encontraremos a lo largo de este cuaderno poemas más espaciados que estrofiados, de verso libre, sin metro uniforme clásico, ni rima oportuna o forzada, pero, eso sí, con un ritmo libre, producto de oraciones generalmente cortas, con un discurso recogido y libre de elementos innecesarios, y un discurrir bastante transparente.
    El lenguaje lírico de Vilma no es impetuoso ni salvaje, sino contenido y atractivo. Viene muy bien prendido de imágenes interesantes que han sido tomadas fuera del campo de lo común y trillado, como lo es el título mismo del libro, desconcertante, y del poema. Manifiesta una voluntad de revelar su propio ser, de poner al descubierto quién se es. Y para ello parte de la naturaleza de su ser doble, o bisiesto. Es decir, de la dualidad de haber nacido al mundo natural anegada con las lluvias de septiembre –y en septiembre estamos ahora justamente, asistiendo, en el sentido de asistir o ayudar al nacimiento de este libro. Pero hablamos de dualidad porque el poema alude también a otro nacer, que se ubica en febrero, precisamente, mes de una transformación que la convierte, ya sea en escritora y poeta, o quizás en mujer, en el sentido de incursionar en el terreno siempre incierto del amor. Esta idea me la sugiere la referencia a la cámara, la foto... y la sonrisa. Ya sea, pues, la transformación en poeta, o la transformación que en nuestro espíritu opera el amor, Vilma se digitalizó –dice ella– “entre el dos y el nueve”, es decir, entre febrero y septiembre. Un doble nacer, un tiempo añadido por sustitución de otro perdido, según veremos más tarde: mujer bisiesta.
    El “Poema en el SXXI a la rosa” –SXXI es siglo 21– desarrolla de manera novedosa un tema que es un tópico común desde hace muchísimo tiempo, aunque se revitalizara con originalidad hace unas décadas: el de la simbólica rosa. Pero Vilma no verborrea, elude el retoricismo, el narcisismo verbal, los elementos sintácticos y morfológicos innecesarios que distraen el discurso de un fluir natural, y tampoco se remite a los símbolos y textos previos de la rosa. En su lugar, la poeta vincula curiosamente la rosa con el hombre. Quizás con el esposo de apellido Rosa, nos parece, y maravillosamente, ya al finalizar, con el atardecer y con la ternura del amor ausente. Esta interpretación nos la confirma el poema que sigue.
    En “La voz de la mujer”, en efecto, la mujer toma la palabra para afirmar la dualidad vital del amor que une fatalmente al hombre y la mujer. “Desacordes”, el siguiente texto, nos confirma la impresión de hallarnos ante composiciones de finales inesperados, de sorpresa. Nos llama la atención el uso frecuente de un lenguaje en el que abundan vocablos modernos, menos comunes. Así, por ejemplo, “electrodoméstico” se utiliza para significar un regreso al mundo común, cotidiano y hogareño. Por otra parte, las voces “ilegible” e “ilegibilidad” se utilizan para sugerir cierto nivel de ruptura que se desea temporeramente, es decir, esa situación de la mujer que se retira, incomunicada, cuando lo desea o necesita. 
    Abundan también las imágenes marinas. Es muy hermosa la imagen de los “rostros encallados” en el mar. En un poema que titula “El silencio me tornó ancla”, fragua otra imagen maravillosa: las escamas de salitre en el hierro oxidado en las anclas, nos remiten al paso inexorable del tiempo que le permite a la poeta vislumbrar cómo –y cito: “El ancla guardará con sigilo el recuerdo”, pues el oxido, que se fragua a lo largo del tiempo, cubre y encubre el metal. De ese modo, el recuerdo, “ocre oxidado de su anzuelo / será un plan de contingencia / en la tormenta”.
    Con la “Muchacha de falda corta”, la temática del libro comienza a desplazarse del lirismo subjetivo a la otredad. No es un desplazamiento brusco, sino un giro en la dirección del viento que comienza a tomar en cuenta los mosaicos de los asuntos sociales, comenzando en el plano individual, y expandiéndose hacia temas más netamente sociales, e incluso políticos.  El tema de “Muchacha de falda corta”, con el que inicia el giro mencionado, trabaja la imagen de la mujer que se “encoge”, se reduce, se desvaloriza en cuanto ser humano. En “Por la puerta”, la poeta retrata, en una viñeta que mezcla la descripción de etopeya –es decir del carácter– y la prosopografía –es decir, la física– una víctima femenina que bien pudiera ser masculina. “Vestidos”, por su parte, traza la diferencia entre el vivir y el tener. “Detrás del altar” regresa al tema del otro, interrumpido por un poema que comentaremos en un momento. Este poema se refiere al trabajador explotado, en su conjunto, y lo continua con poemas dedicados a las estreches de vida en el barrio Caimito de la capital. Así, por ejemplo, “Acceso controlado” evoca los desahucios, el borrón inmisericorde de una vida hace mucho tiempo coloreada de canciones infantiles felices, desplazada por un progreso que nos margina y nos expropia.
    Esta puerta abierta a la otredad y a la solidaridad, le permite a la poeta hablar de la “libertad en puertorriqueño”, un texto brillante que se refiere a nuestra “encía sangrante”. Ese “incisivo  molar con múltiples caries” que es el tema fraudulento de la libertad en Puerto Rico. Como se ve, la poeta logra tratar el tema político lejos de la propensión usual al panfleto. De ese modo puede terminar un poema que, repito, habla de la libertad en puertorriqueño, diciendo: “La libertad /tres sílabas, ocho letras / palabra aguda / sin tilde / sin sentido humano”. Y aun añade: “sin inteligencia / acorralada en libros eruditos / en los centros comerciales / en el deterioro sin regreso / de una conciencia manipulada”.
    El poema que interrumpe este tránsito que hemos visto a los temas sociales, es “Pronóstico de lluvia en un cumpleaños”. Con este poema regresamos al tema de la “mujer bisiesta”, pero asociado, esta vez, al sentido del día añadido, mirándolo dialécticamente, por su sentido opuesto. Es decir, así como frío nos remite a calor, y lo alto nos remite a lo bajo, así el día añadido saca a flote, por defección, defectiblemente, lo perdido. En este caso, un helado de chocolate, es decir, un sueño que se evade y desvanece como una guagua de helado. Yo comprendo bien la idea que trae implícita... Vilmita, porque tengo un hijo nacido casi en septiembre, hijo que también fue víctima de lluvias torrenciales y huracanes en su cumpleaños, es decir, de celebraciones canceladas y pospuestas.
    El conjunto se ha nutrido de diversidad de tonos, pues no faltado la ironía, ni ha estado ausente el juego lúdico ni la locura. Otro detalle llama la atención, y es que la edición tiene particularidades tipográficas, consistentes en letras, palabras y hasta frases en fuentes gigantes o fuentes diferentes, ya sea para enfatizar términos o giros, para decorar la página, o para añadirle al signo fónico un signo visual cargado de sugerencias. Por ejemplo, en el poema “Lápices de punta ROTA”, esta última palabra aparece escrita, toda, en mayúsculas. Y la palabra “detienen”, aparece escrita en el poema con un punto intercalado, detenido, entre cada una de sus letras.
    Para terminar, comento la foto de la autora incluida en su presentación. Vilma aparece de lado, casi de espalda, mirando con una sonrisa recogida o apocada, y los dedos de una mano en el mentón. Se diría que mira de soslayo, de reojo, pero no es así, porque, respecto de sí misma, mira de frente. En la foto está de soslayo respecto al lector, o a quien la mira.
    Soslayar es ponerse de lado, de través; pasar por una estrechura, dejando de lado alguna dificultad. ¡Qué bien has pasado, Vilmita, por los laberintos y abismos de la vida, de la vida tuya que es en gran medida la de todos nosotros. ¡Qué bien llegas a nosotros!
    La Colección Habitante del Bosque, de Palabra Pórtico Editores, puede sentirse feliz y orgullosa de este libro que constituye una gran aportación, y un gran momento. Enhorabuena, y... ¡Albizu sean! 


Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!

Diálogos de Liverpool


Los Diálogos de Liverpool 
de Marta Emannuelli

El libro de Marta, Diálogos de Liverpool, es en varios sentido provocador y sorpresivo.


Nadie en Puerto Rico, como en gran parte del planeta, escapó al influjo del fenómeno musical que fueron de los Beetles. Ni siquiera aquellos que no comprendían la letra dejaron de vibrar al calor seductor de sus melodías.
En ese sentido es pertinente y oportuna esta incursión de Marta –orgullosa de ser ponceña– en un tema que sí nos atañe, puesto que es parte de nuestra experiencia, de nuestra formación y de la vida de todos.Percatarse de eso, y atreverse a tratarlo, es, de por sí, una aportación original y valiente.

El libro revela una vocación para armonizar contrarios. Ello nos recuerda una tendencia o inclinación que se manifiesta en los títulos de sus obras previas.

 Cito: Claroscuro - Mosaico de luces y sombras, es decir contraste, enfrentamiento. Pero también está este otro: Memoria para un eclipse. Todo lo que es ese claroscuro o eclipse sugiere un arte proclive a lo barroco, a lo que es blanco o negro, o a lo que se ve complejo por estar imbuido de opuestos. De esta suerte, hay una propensión, atrevida, a la  definición, que dibuja silueta y define el mundo identificando lo que es y lo que vive por la presencia de sus contrarios.

Este libro se trata de la edición bilingüe de veinte poemas cuyo riesgo no se limita a la traducción, ni a la ingeniosa pretensión de definir la poesía con una fórmula química, sino que incursiona en un diálogo complejo que se desarrolla simultáneamente sobre otros abismos.


Y es que, en efecto, no es una mera edición bilingüe, sino una escritura que parte de dos lenguas de familias muy diferentes, para mirar hacia afuera y también desde afuera, desde las orillas del Támesis. 


Pero, además, Emanuelli yuxtapone la lengua de la canción musical
 –con toda su carga de oralidad azarosa– a la lengua de la poesía cultivada.
 

No es repito un poema con meras traducciones. En este libro asistimos a una escritura y una re-escritura, porque la traducción obliga a repensar en un código diferente los temas para poder desarrollarlos plenamente. Su fortuna es que es la cosecha de una siembra recibida en su corazón desde la tierna infancia lo que le ha permitido sopesarla, ponderarla, y madurarla también, durante un largo tiempo. Por eso pueden hablar aquí diferentes voces para infundirle vida verdadera, auténtica a las letras en ambos idiomas. 

La dificultad está en armonizar mundos culturales disímiles –la inglesa y la hispanoantillana–. Creo que esa es la esencia de ese diálogo mencionado en el título del cuaderno. Pero quizás sea dificultad mayor integrar lenguajes que tienden a buscar diferentes efectos de expresión. Me refiero a la diferencia entre la lengua poética, que hoy día es preferentemente lengua escrita, y la letra de las canciones, con su predominio oral y con su enorme énfasis de entonación.


También está el caso de los referentes que no son exlusivamente literarios, pues nos percatamos, no es un secreto, de las extracciones que se hacen de las canciones mismas del cuarteto de Liverpool, o de su modo de desarrollar los temas tomando motivos casi al azar y pavimentando el discurso con elementos de irrealidad, casi magia.


De ese modo, el aliento, híbrido, hace gala en estos versos de un sincretismo que ilustra muy bien el concepto de los formalistas de extrañamiento.


Pero el libro, además, nos replantea el problema de la relación entre lengua y nación que surge en Puerto Rico a propósito del afán de norteamericanizar un pueblo hispanoantillano y de la intención imperial de implantar el inglés. 


También replantea, obviamente, el problema de la emigración que insiste, desde la otra banda, en llamarse puertorriqueña.
 

El libro de Marta nos replantea esos problemas, aportando a la discusión, porque su libro nos trae  una perspectiva diferente. Diferente porque se plantea desde acá, y porque la existencia de esa influencia es innegable y tiene un obvio sello puertorriqueño. Mis felicitaciones a Marta.

Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!
 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Los "Hombres buenos" de Arturo Pérez Reverte



Los “Hombres buenos” 
de Arturo Pérez Reverte.Anoche terminé de leer la última novela de Pérez Reverte. Confieso que mi
impresión sobre la novela fue variando según avanzaba en la lectura, cosa que no es inusual. Se titula “Hombres buenos” (Alfaguara, 2015, 582 págs.), y aunque su título no sea precisamente sugestivo --predominan hoy día los "bad boys"--, me interesó tras leer en la contraportada que se trataba de la aventura vivida por un par de académicos de la lengua española que a fines del siglo XVIII, el siglo de la Ilustración y las “luces”, emprenden un viaje a Francia con la encomienda de adquirir, para la Real Academia de la Lengua, una copia de los 28 volúmenes de la famosa “Enciclopedia”. 
      En esa contraportada se anunciaba que el viaje estuvo sujeto a intrigas y sobresaltos, a “caminos infestados de bandoleros”, a la prolija descripción de París contrastada con la España de entonces, y la presencia y participación de algunos de los “ilustrados”. A ello se añadía que la ficción se nutrió de una exhaustiva investigación, pues lo narrado se ajustó a hechos verdaderos y personajes reales.
    Uno de los aspectos que inicialmente me interesó más fue la técnica de Pérez Reverte de anticipar las escenas ficticias ubicadas en el siglo 18 con referencias a la investigación que realizó en el siglo XXI, es decir, recientemente. De la mano de ello van los detalles de las dificultades de esa investigación, realizada muchas veces sobre el terreno, es decir, siguiendo el rastro del viaje de los académicos, tal como debió ocurrirles,   para ubicar sobre espacios reales los hechos, la atmósfera de las ideas de entonces referidas con el contraste de un personaje con puntos de vista intermedios entre el catolicismo tradicional imperante, y de otro más afín con, e inmerso ya en, las nuevas ideas. Asistimos pues, en vivo y a todo color, a la manera como el novelista resuelve los problemas concretos que le plantea la creación misma del texto y la ficción novelística. En ese sentido, esta novela revela la intríngulis del proceso como pocas,  no sin pizcas de humor, y de la relación entre realidad y ficción, y no desde el punto de vista del crítico que la analiza, sino del narrador en el proceso mismo de la creación. Algo así como esos llamados “acontecimientos en pleno  desarrollo”, como el “Dossier” de Walter Martínez en TeleSur.      

      De principio a fin se teje un discurrir de intrigas y traiciones que acechan en lo oscuro los pasos de “hombres buenos” que poco a poco tienden entre sí los puentes de la solidaridad y la amistad. En un caso, desde la ingenuidad de quien ha construido su vida solo con ladrillos de libros, y en el otro, desde la experiencia de la guerra naval. Pero es la honradez y honorabilidad del caracter de ambos lo que hace posible esta cada vez más estrecha relación entre hombres de ideas disparejas.
    Toman vida en la novela las reuniones de los académicos del siglo, la vida urbana madrileña y la de sus calles y sus días cotidianos; toman vida, ante nuestros ojos, los caminos hacia los Pirineos, y los caminos hacia París, en carretas y en posadas; toma vida el París urbano llenos de los acomodos aristocráticos, las plazas, calles, hoteles y paseos a ambas orillas del Sena, y también del París de los barrios miserables marginados. Toma vida la conversación de los aristócratas, la de los representantes de las nuevas ideas, los barruntos de una revolución que no tardará en estallar, así como la encarnación de personajes corruptos y viles.  
     La continua intervención del autor Pérez Reverte me llegó a incomodar más de una vez por la interrupción de la narración que supone. No obstante, debo reconocer la importante aportación de ellas y la manera como ese contrapunto lograba, a fin de cuentas, darle algo así como una dimensión tridimensional al texto. Lo mismo me ocurrió con el incesante debatir entre los académicos que, a fin de cuentas, no hizo sino enriquecer el debate de ideas que generó entre los académicos de España la penetración subyacente de las ideas de la Ilustración. Parte de la narración, pues, surgía en apariencia del propio Pérez Reverte, y parte de un narrador en tercera persona. Entre una voz y la otra mediaba generalmente una oportuna y clara indicación, pero en otras se pasaba de una voz a la otra casi inadvertidamente.
    Con frecuencia ocurre que la novela cuya lectura nos atrapa en un principio languidece hacia la mitad de la historia. No ocurre eso con esta novela. En los últimos capítulos, Pérez Reverte logra imbuirle a la historia una fuerza y una energía apasionante, cristalización de una indudable maestría. Mis felicitaciones al novelista.


Marcos
Reyes Dávila
¡Albizu seas!
Publicado en 8O GRADOS el viernes 20 de noviembre de 2015.
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