Votar, ¿por quién votar?
Pedro Padilla hace su reflexión, y yo la mía, sin afán de
controversia.
Puerto Rico es una colonia que hoy está devorada más que nunca por buitres que, más que estadounidenses, son miembros de una pequeña elite extranacional, la del mundo financiero internacional. En ninguna colonia hay democracia, cierto es. Sencillamente porque no hay soberanía y por tanto el voto no decide absolutamente el rumbo del país. PNP y PPD son dos caras de la misma moneda: ambos representan la misma clase, y por tanto los mismos intereses con la variante de ofertas de status nulas: ni hay ELA ni habrá nunca estadidad. Ambos lo saben: pero viven, como mayordomos, del engaño y del presupuesto.
El PIP promueve la independencia. Aunque no representa una clase distinta de los anteriores, sectores de la otra clase se le arriman, porque la independencia, como bien lo pensó Hostos, es condición indispensable para poder construir la libertad, y porque en su seno hay un sector importante con ideas más “liberales” y nacionalistas. El nacionalismo no es, como muchos piensan, una ideología retrógrada. Se ha planteado mucho como sinónimo de chauvinismo y antítesis del internacionalismo proletario. Pero eso es más fácil decirlo desde países independientes, y no desde una colonia. Es fácil, mas aun no es cierto. No en un mundo en el que la corriente nacionalista sigue despegando unas zonas de otras, quebrando unidades políticas y reivindicando los derechos e intereses de diversas regiones. No en un mundo en el que la confrontación entre países es fuego y humo de todos los días. Sostener la tesis antinacionalista es ponerse a merced de los otros. Se puede ser nacionalista y mantener a la vez una política de cooperación y solidaridad.
El PPT es la opción que mejor se sostiene como alternativa anticolonial y como propuesta política y económica afín a la clase trabajadora. No tiene opción de triunfo, como ninguno de los partidos “pequeños”. Pero su interés es llevar un mensaje liberador, abrir camino, hacer florecer una esperanza, mantener una trinchera de lucha abierta, porque no es opción la retirada ni mantenerse sumido en la derrota y la pereza que es lo mismo que desaparecer.
Entonces, ¿qué hacer?
Organizarse y lanzarse a la calle, sin duda alguna. Pero ante el colegio electoral las inclinaciones son: abstenerse y desaparecer del mundo político, es decir, quedar como inexistente; cooperar con Bernier porque Rosselló es más insufrible que el otro; votar por el PIP porque al menos se vota por una independencia que mantenga la idea visible, y se tiene la oportunidad de tener una representación en la legislatura que disminuya algo la apabullante retórica colonialista; votar el PPT porque representa mejor nuestros puntos de vista políticos y de clase, y aflora en alguna medida la existencia de esa política de clase que es más revolucionaria de lo que parece; hacer un voto mixto que intente combinar y expresar propósitos.
¿Votar por quién?
¿Cuál fue mi respuesta?
Marcos Reyes Dávila
¡Albizu seas!
http://www.80grados.net/por-que-me-abstendre-de-votar-en-las-proximas-elecciones/
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