Hostos y el Presidente de Chile:
a propósito de una renuncia
Recientemente (escribo en el 2018) se ha difundido un “discurso” dictado el 11 de agosto de 2003 –año del centenario de la muerte de Hostos– en el Salón de Honor de la Universidad de Chile por el Rector, Luis A. Riveros Cornejo, titulado “Eugenio María de Hostos: educador y político”. La actividad fue organizada por la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) y el Liceo Eugenio María de hostos de Santiago. La parte del discurso en “homenaje al educador”que ha llamado la atención es la aseveración que hace el autor en el sentido de que “el Consejo de Instrucción Pública había acordado solicitarle la renuncia” a Hostos a los cargos de Rector y profesor de Castellano del Liceo Miguel Luis Amunátegui, entre marzo y abril de 1898, renuncia que fue aceptada en abril de ese año mediante el Decreto 625.
En ese mismo Salón de Honor, en el año anterior de 2002, organizada también por la Sociedad de Escritores de Chile dentro del marco del “Segundo Encuentro Latinoamericano de Escritores - Siglo XXI”, dicté yo la conferencia inaugural titulada “Viaje a la semilla de Vieques: El proceso de una identidad nacional hostosiana en Puerto Rico”. Presidía la sesión el mismo rector Luis Riveros, y el presidente de la SECH, Fernando Quilodrán. Las peripecias de estas actividades están recogidas en el número 44 (2002) de la Revista EXÉGESIS de la Universidad de Puerto Rico en Humacao.
Aunque inicialmente lo di por agua pasada, el anuncio de la renuncia solicitada me ha acosado al saberla inexacta. Parece ser parte de la “novela de la vida” que se traza alrededor de la vida de Hostos, perfectamente comprensible, pues la bruma inmensa de una bibliografía inabarcable la posibilita.
Quien escribe no suscribe lo predicado, vaya eso por delante. Atizado por la incertidumbre de una posibilidad muy reducida y para mí improbable, acudí a la bibliografía utilizada por el señor rector:
-“Eugenio María de Hostos: biografía y bibliografía” (1904)
-“América y Hostos” (1939)
-“Las ideas pedagógicas de Hostos” de Camila Henríquez Ureña (1929)
-“Historia de la Universidad de Chile” (1992)
-“Imágenes de la Universidad de Chile” (1972)
En ninguno de los textos asoma esa afirmación.
Consulté además las textos pertinentes de las “Obras completas” (1969) de Hostos, y el estudio de Sonia Ruiz, “Eugenio María de Hostos: educador puertorriqueño en Chile” (2006) en el que se repasan, resumen y reflexionan numerosos textos de y sobre Hostos vinculados estrechamente con su permanencia en ese país, y tampoco se hace mención a ese asunto. No conforme con eso llamé por teléfono a Ruiz para consultarle el dato, y manifiestó no haberlo visto en parte alguna.
Sí hubo, en efecto, una desavenencia con el Consejo de Instrucción Pública que se produce desde el 27 de marzo de 1898 a propósito de “defectos” en la redacción de certificados de exámenes de un joven estudiante. Antes, además, el 17 de agosto de 1892, se registra una reacción de Hostos publicada en “El Ferrocarril” a propósito de la imputación que dicho Consejo le ha hecho de haberse expresado en forma “irrespetuosa” ante el mismo.
En las “Obras completas”, se incluyen dos “memorias” del rector del Liceo Amunátegui dirigidas al señor Ministro de Justicia e Instrucción Pública. En la primera de ellas, Hostos abunda en los problemas de orden administrativo, económico y pedagógico que abruman la reforma educativa que se pretende implementar en el liceo. La segunda memoria tiene en cambio una tesitura muy diferente, pues en ella Hostos más protesta que reflexiona sobre los problemas en la implementación de la reforma pero a partir del caso concreto y específico de un estudiante que ha tenido un “mal éxito” en su examen para aspirar al bachillerato. En primer lugar, Hostos se hace cargo del fracaso del alumno. Lo asume como si fuera propio. Alega “hostilidad” de parte de los examinadores; el estado sicológico del examinando ante la “impaciencia o descontento” del tribunal; los reglamentos de exámenes “hoscos” y de “extraño procedimiento”; y la “intrusión política en la enseñanza”. A tal punto se solidariza Hostos con el alumno que manifiesta la siguiente “categórica declaración: el alumno que salió mal en el examen –dice– sabe más de lo que el examen le pidió y lo sabe mejor de lo que suele exigirse a la enseñanza secundaria”.
El 28 de marzo se publica en “La Libertad Electoral” una nueva desavenencia entre Hostos y el Ministro para la cual acudió Hostos al Presidente Federico Errázuriz. Parece, según la nota periodística, que este no dio a lugar al reclamo del rector y en consecuencia “Hostos, alegando que no podía continuar en el puesto de Rector después de lo sucedido, solicitó al Presidente un consulado, petición que también fue denegada, entre otros motivos, por la parte activa que en favor de Cuba ha asumido el señor Hostos, lo que, en estos momentos, no le hace a propósito para desempeñar un cargo diplomático”. Acto seguido, añade el periódico, Hostos renuncia y solicita pasajes para él y su familia con el objetivo de regresar a su patria.
Hostos había pasado por Chile como un aerolito o estrella fugaz en el 1872, con 32 años. Llegó muy en los muy postreros días de 1871. Entonces era presidente Federico Errázuriz Zañartu, con quien mantuvo amistad. Igualmente entra en relación estrecha con miembros de la más distinguida sociedad cultural y política de Chile, como lo fueron Lastarria y Matta. Para no seguir revoloteando por las fuentes, reproducimos una lista de sus obras y funciones concretas en Chile con Sonia Ruiz . Esta informa la cronología de Hostos en Chile:
!872-73:
Socio de la Academia de Bellas Letras
Socio del Círculo de Amigos de las Letras
Primer Premio con la “Memoria de la Exposición Nacional de Artes e Industrias”
Publica “Estimulantes”
Publica “Palabras”
Publica “La educación común”
Publica su famoso “Ensayo crítico sobre Hamlet”
Publica “Biografía crítica de Plácido”
Publica “”la abolición de la esclavitud en Puerto Rico”
“Conferencias sobre la Educación Científica de la Mujer”
“Reseña histórica de Puerto Rico”
“La peregrinación de Bayoán”, segunda edición
“En la tumba de Segundo Ruiz Belvis”
“América en 1873"
A su salida de Valparaíso a Buenos Aires a través del Estrecho de Magallanes escribe una serie de trabajos sobre la travesía recogidos luego en el volumen “Mi viaje al sur” de las “Obras Completas”.
1885:
Participa como delegado de Chile en el Congreso Histórico de Colón en Santo Domingo.
El presidente Domingo Santa María le extiende una invitación para que colabore con la educación pública de Chile.
Invitado por el Presidente José Manuel Balmaceda, como tres años antes lo hizo así mismo el Presidente Santa María, Hostos regresa a Chile en el 1889 para hacerse cargo del Liceo de primera clase de Chillán , y más tarde, “deseando darle más campo de acción, el presidente Balmaceda y el ministro Bañados crearon en Santiago, especialmente para él, el Liceo de primera clase Miguel Luis Amunátegui a cuyo frente lo pusieron en mayo de 1890". Balmaceda se suicidará dos años más tarde, inesperadamente, tras lo cual da inicio en Chile una guerra civil con triunfo de la oligarquía y un periodo prolongado de inestabilidad política que le disgustará profundamente a Hostos, lo mismo que la latente amenaza de guerra entre Chile y Argentina.
Seguimos con la cronología.
1889:
Es nombrado Rector del Liceo de primera clase de Chillán
Presidente Honorario de la Academia Carrasco Albano en Chillán
Escribe “Reforma de la enseñanza en Chile”
y “Reforma del plan de estudios de la Facultad de Leyes en Santiago”
Colabora en la redacción de “La reforma en la enseñanza del Derecho”
1890:
Dirige el Liceo de Primera Clase Miguel Luis Amunátegui hasta 1898
Primer premio del Certamen Varela del Club del Progreso
Profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Chile
Participa en el Congreso Pedagógico de Chile
Director del Ateneo de Santiago
1891:
Cofundador de “La Societé Cientifique du Chile”
Escribe “Crisis Constitucional de Chile”
1892:
Miembro Honorario de la Academia Literaria Diego Barros Arana de Santiago
1893:
Confecciona los “Programas de Castellano e Historia y Geografía para enseñanza media”
Escribe “Estudio sobre Manuel Antonio Matta”
1894:
Director del Congreso Científico de Chile
Escribe “Ensayo sobre la historia de la lengua castellana”
Escribe “Historia de la civilización antigua”
1895:
Director del Centro de Profesores de Chile
Hijo adoptivo del Ayuntamiento de Santiago
1897:
Miembro Honorario de la Academia de la Ilustración
Inicia sus “Cartas públicas acerca de Cuba”
1898:
Renuncia a la Rectoría del Liceo Amunátegui
Riveros y otros comentaristas sobre esta renuncia de Hostos no entran de lleno a considerar dos factores que sin duda son de la más alta importancia. El primero es el creciente disgusto de Hostos con la realidad política de Chile observable desde 1890. El segundo, es el inicio de la guerra de independencia que inicia en el 1895 Martí en Cuba–y, para Hostos, en las Antillas, desde luego. Ambos asuntos están presentes en la relación de los hechos alegados que vimos antes.
Auscultamos en el “Epistolario” recogido en el volumen “España y América” sobre esta segunda estancia de Hostos en Chile. Ya desde las cartas de enero de 1890 Hostos comienza a lamentarse con Fidelio Despradel de que Chile “está mal”. Califica de “insufrible” la situación en 1891. En el primero de junio de 1895 se muestra impaciente con la revolución de Cuba y expresa también su “impaciencia” por dejar el país para regresar a Quisqueya puesto que se haya incapaz de hacer nada en Chile por la revolución antillana en marcha. El 27 de septiembre se queja de que el gobierno prohíbe manifestarse en apoyo a Cuba a jóvenes estudiantes. El 26 de octubre expresa su deseo de buscar dónde establecerse en un mejor “clima” para sus “dominicanitos”, considerando la posibilidad de establecerse en Costa Rica. “De aquí me iré de todos modos”, dice, porque se pretende prohibirle a él manifestarse a favor de Cuba. Las expresiones acerca de volver a Santo Domingo se repiten en el 1896 y 1897. Por otra parte, Hostos se queja del espíritu imitativo que prevalece entonces en Chile, y porque el “sistema que con el nombre “concéntrico” que improvisó con la ayuda “de Henríquez, Prud’homme, Dubean, Zafra, Castro y otros” no logra arraigarse porque los que “dirigen la enseñanza no saben en realidad el por qué, el cómo, y lo que han de hacer” . Parte de la culpa de estre fenómeno se adjudica a la población alemana recién emigrada.
En los textos biográficos de su hijo Eugenio Carlos, y de autores de la categoría de Juan Bosch, Carlos Carreras y Antonio Pedreira, también figuran apreciaciones muy distintas de la ofrecida por Riveras. Carlos Carreras, en su libro “Hostos, apóstol de la libertad”, señala que Hostos decide a principios de 1898 su partida de Chile, y que el gobierno y los amigos hacen por retenerle. “El gobierno de Chile, para no perderlo, le comisiona para estudiar en Estados Unidos los institutos de Psicología experimental”, del que debe rendir informe. Además, se toma “el acuerdo de no considerar vacante su posición por un término de seis meses”. Así se indica también en la página 20 de la “Noticia biográfica” (redactada seguramente por Eugenio Carlos de Hostos) que preside el volumen “América y Hostos” , Edición Conmemorativa del Gobierno de Puerto Rico, respaldada por las Comisiones del Centenario de Puerto Rico –presidida por el gobernador B. Winship–, Cuba –presidida por Emilio Roig–, Argentina –presidida por Ramón Castillo, Vicepresidente del país–, República Dominicana –presidida por Federico Henríquez y Carvajal–, Estados Unidos –presidida por Charles Chapman–, Chile –presidida por Luis Galdames–, y México –presidida por Aurelio Manrique.
Juan Bosch, editor de sus “Obras completas”, apunta en su célebre biografía “Hostos, el sembrador” que “como no tenía con qué enfrentarse a los gastos del viaje, debía conseguir apoyo del Gobierno. Chile respondió bien: le nombró Delegado para el estudio de los Institutos de Psicología experimental en los Estados Unidos”.
Más aun. Carreras informa que el Ayuntamiento de Santiago le declara “hijo adoptivo”, y “para grabar su recuerdo imperecederamente en lo más alto, los exploradores alemanes Stange y Krüger, comisionados por el Gobierno de Chile para estudiar la región del Palena, en la Patagonia chilena, dan a uno de sus montes descubiertos en su nombre, vinculándolo así, en el Monte Hostos, a la geografía del país”.
De lo que no cabe duda alguna es del compromiso sin límite de Hostos con la revolución iniciada en el 1895, ante el cual se estrellaron las amenazas del Ministro y del propio presidente de la república Federico Errázuriz Echaurren, instándole a no irritar al gobierno de España. Así consta en otras dos cartas dirigidas Fidelio Despradel con fechas del 26 de octubre y 4 de noviembre de 1895, incluidas en “España y América”. En la primera asegura que “de aquí me iré de todos modos, hoy más que nunca, porque un Ministro de Relaciones Exteriores ha tenido la debilidad de oír al Ministro español, que pretendía se me prohibiera manifestarme partidario de Cuba”. En la segunda, de noviembre, casi tres años antes de la alegada renuncia solicitada, Hostos le narra a Despradel que el agente de la revolución de Cuba iba a llegar y los partidarios le rogaron que él presidiera la comisión que lo recibiría. El Ministro español acude nuevamente al Ministerio de Relaciones Exteriores quien envió un jefe de sección a convencer a Hostos de que no tomara parte en “manifestaciones desagradables para una potencia extranjera ‘como empleado público’”. “Yo no lo dejé seguir –añade Hostos–, y dije con viveza: Aunque yo no me tengo por empleado público, porque no pensé en ninguna dependencia cuando asentí al llamamiento de Chile, ahí está el empleo, ya está entregado; pero, eso sí, que vengan a quitármelo, porque yo, al defenderlo, defiendo la Constitución de Chile”.
Hostos añade en la misma carta que “ha habido conatos de expulsión, que no se han llevado a cabo, porque el Gobierno que la intentara, si la intenta alguno, sabrá a su costa que si los explotadores de la oligarquía que ha corrompido el país me odian con franqueza o con hipocresía, el pueblo y la gente sana, que aun queda en Chile, expresaría entonces su adhesión al extranjero que más a estimado a Chile y que mejor enseña a amarlo”.
Bayoán Lautaro de Hostos –otro de sus hijos– relata una anécdota de su padre en su libro titulado “Eugenio María de Hostos, íntimo” . En ella da cuenta de un discurso ofrecido por Hostos en la Alameda de las Delicias ante el Presidente, el Ministro de Instrucción Pública y numeroso público. “A la sazón era ministro de Instrucción Pública un ilustrado profesor y, este haciéndose eco del disgusto del Presidente de la República, trató de molestar a Hostos, interpelándolo por los programas de instrucción pública que, mejorándolos, había impuesto Hostos, en el Liceo Miguel luis Amunátegui. De este modo empezó el gobierno chileno a molestar a Hostos...” Así, dice Bayoán, se entabló una controversia entre el Ministro y el Rector. El Ministro cedió eventualmente a la razón, pero no el Presidente. La guerra hispanoamericana se cernía ya, inevitable, dice. Es entonces que Hostos fue llamado a entrevista con el Presidente. Así concluye la anécdota: “Hostos no se rindió, mortificado el Presidente por su actitud y, fijándose en que los zapatos de Hostos no eran de moda. Insistió en mirárselos atentamente, casi al terminar la entrevista llegó el momento de despedirse, Hostos, mirando fijamente al Presidente, le dijo: ‘Cuando yo tenga que volver a hablar con un Presidente de Chile, deseo que hable más con Eugenio María de Hostos, y menos con sus zapatos’”.
Mantener, pues, en conclusión, la idea de que Hostos sale de Chile en el 1898 porque el gobierno de Chile le pidió la renuncia por un incidente particular con un estudiante, es descabellado. La evidencia, contundente, de las expresiones de Hostos retrotraídas a ocho atrás, reiteradas en múltiples ocasiones, y heridas en su corazón por la determinación inquebrantable de su deber perpetuo con la libertad de Cuba, Puerto Rico, las Antillas todas, no da margen ni espacio para otras interpretaciones. Así lo manifestó repetidamente a partir del inicio de las hostilidades entre Cuba y España en el 1895, y así lo agravó la inminencia de la intervención del imperialismo norteamericano. Los hechos subsiguientes así lo evidencian. Y sin necesidad de exagerar las interpretaciones, lo evidencia incluso su muerte.
Marcos Reyes Dávila
Albizu seas!
Foto superior primera, el autor al lado del busto de Hostos ubicado en el patio interior del Liceo Amunátegui, Chile.
Conferencia Inaugural Encuentro Letinoamericano de Escritores, Chile 2002.
En la foto superior el rector Luis A. Riveros está en el centro. M. Reyes a la extrema derecha.
Notas
2. Ibid.
3. Hostos, Eugenio María de. “Obras completas”. La Habana: Editorial Coqui, 1969.
4. Ruiz, Sonia. “Eugenio María de Hostos: Educador y político.” San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 2006.
5. Hostos, XII.1.
6. Ibid., 315-326.
7. Ibid., 327-332.
8. Ruiz, Op. Cit., 89.
9. Ibid., xi-xiii.
10. Ibid., 5.
11. Hostos, “España y América”, 391-505.
12. Ibid., 453.
13. Ibid., 464.
14. Ibid., 470.
15. Carreras, C. “Hostos, apóstol de la libertad”. San Juan, Editorial Cordillera, 1971.
16. Carreras 242.
17. Edición Conmemorativa del Gobierno de Puerto Rico. La Habana, Editorial Cultural, 1939.
18. Bosch, “Hostos, el sembrador”. Santo Domingo; Fundación Juan Bosch, 2003.
19. Ibid., 218.
20. Carreras 237.
21. Hostos, “España y América, 463-467.
22. Santo Domingo: Librería La Trinitaria, 2000, 87-93.